jueves. 28.03.2024
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El cambio climático afecta ya a la producción agraria, ganadera y pesquera de Huelva

Los agricultores introducen nuevas variedades de fruta para adaptarse a la escasez de agua y mueven sus plantaciones hacia el Guadiana. Ganaderos, olivareros, viñedos y pescadores sufren ya el azote del aumento de temperatura.
El cambio climático afecta ya a la producción agraria, ganadera y pesquera de Huelva

Con temperaturas de 23 grados en pleno invierno, Huelva está siendo una de las zonas españolas donde el cambio en los patrones del clima se palpa de forma más evidente.

El aumento de las temperaturas, la sequía, las inundaciones, la seca y otras plagas están obligando a la agricultura y a la ganadería a adaptarse o morir ante los envites del clima. Por no hablar de la pesca, mermada por la llegada de especies invasoras como el alga asiática.

La falta de agua en El Condado de Huelva y en el Levante español ya está llevando a los grandes grupos y cooperativas agrícolas a asentarse en el Andévalo, al calor de los embalses que hasta ahora no habían presentado problemas de escasez de agua. También este dogma ha cambiado en 2019, con los pantanos onubenses por debajo del 50% de su capacidad.

Para garantizar su producción, Martín Navarro, García Carrión, Planasa, Agrasur, Driscol, Melones Bollo y un largo etcétera de empresas agrícolas, regantes y cooperativas están moviendo sus plantaciones hacia el oeste de Huelva, hacia el Guadiana (Andévalo Fronterizo).

Es su forma de adaptarse a los nuevos tiempos, a los nuevos vientos que soplan, más secos, menos húmedos.

En Huelva se aprecia cada año como los frutos tradicionales del otoño-invierno florecen antes. Los olivares, las dehesas y los castaños notan ya las consecuencias de otoños más secos y más cálidos. Las recolecciones se adelantan y merma la producción. Y la escasez de yerba en el campo obliga a los ganaderos a aumentar la alimentación con pienso de sus animales, lo que repercute en el aumento de precios de las carnes.

Las sequías en las dehesas, cada vez más largas, están acelerando la seca de la encina, el decaimiento de los árboles, afectando principalmente al número de cerdos que cada año entran en montanera.

El sector del vino en Huelva también es un campo que está experimentando cambios por culpa del clima. Las vendimias de finales de agosto y septiembre que justificaban fiestas como las de La Palma del Condado se están empezando a hacer en julio. Superando incluso a la primera vendimia, la de Montilla-Moriles, que se hacía en agosto.

En los últimos 20 años, desde 2000, la recolección de la uva se ha adelantado en Huelva 20 días, a razón de un día por año. Si siguen las condiciones actuales los viticultores se verían obligados a recoger las uvas casi verdes, sin madurar, lo que tendría un resultado nefasto para la calidad del vino y su comercialización.

Por eso algunas bodegas están sustituyendo ya variedades de uva e incluso aportando sistemas de riego a un cultivo que antes no los necesitaba.

Huelva aun cuenta con unas 2.700 hectáreas de viñedo que producen por encima de los 100.000 hectolitros. En las últimas décadas el número de hectáreas se ha reducido casi a la mitad y el número de bodegas sigue en declive. Huelva tiene unas 23 bodegas por las 35 que tenía en 2010.

Sector fresero

Sin suda, el sector que presenta mayor resistencia a las consecuencias de los cambios en el clima es el fresero y de frutos rojos.

El proyecto más conocido de este sector, esencial para la economía de Huelva, es la búsqueda de variedades capaces de adaptarse a los cambios que experimenta el clima. Busca su desarrollo en situaciones adversas como las actuales.

En este caso las variedades de fresa candonga y senga sengana forman parte de un proyecto de investigación que lidera la Universidad de Málaga. El proyecto se denomina Goodberry y se experimenta en la finca El Cebollar (Moguer). Cuenta con un presupuesto de cinco millones de euros y participan 19 centros de investigación de una veintena de países.

Los experimentos de campo se realizan con variedades de fresa, frambuesa y grosella que se adaptan bien a los cambios en el clima.

Las altas temperaturas, al igual que ocurre en otros sectores agrícolas, están cambiando los ritmos de la floración y por tanto afectando ya a las cosechas y a los ritmos en las tradicionales (hasta ahora) fechas de recolección.

Para la campaña 2019-2020 Huelva cuenta con 11.700 hectáreas de frutos rojos, un 2% más que el pasado año.

Cítricos

Otro de los sectores que lucha por adaptarse al nuevo clima que ya se observa en Huelva es el de los cítricos. Con 19.000 hectáreas y una producción de 500.000 tn es esencial su mantenimiento.

El cambio climático está provocando ya recortes en los periodos de recolección, lo que afecta a la oferta de fruta, cada vez más concentrada. Y el aumento de temperaturas también está contribuyendo a acercar plagas hasta ahora más propias de otras latitudes.

Los expertos apuestan por modelos de agricultura y ganadería menos industrializados para afrontar los nuevos tiempos y retos que la agricultura y la ganadería tienen por delante.

Algas invasoras en el litoral onubense: Amenaza la pesca y el turismo

Una de las amenazas más visibles e impactantes que se aprecian en Huelva y todo el Golfo de Cádiz debido al aumento de la temperatura del mar y otros factores es la rápida expansión del alga exótica de origen asiático ‘rugolopteryx okamurae’.

Fue detectada por primera vez en 2015 en las costas del Estrecho. En un lustro amenaza a toda la pesca del Golfo de Cádiz, a su biodiversidad marina. Y también a su economía turística. Porque las playas aparecen repletas por este alga invasora que acaba pudriéndose en las orillas y hace imposible el baño a residentes y turistas.

Para afrontar este reto se están poniendo en marcha proyectos de investigación. Se pretende ensayar a nivel de uso cosmético, antiacné o incluso prueba del uso de este alga como biocombustible o incluso como fertilizante. De momento la ‘rugolopteryx’ causa estragos y hay especies de peces que ya casi apenas se pescan en las redes.