sábado. 20.04.2024
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Opinión

Los pies en la tierra y la mirada en el horizonte

La famosa Revolución Verde iniciada en la segunda mitad del pasado siglo no ha paliado los grandes problemas en la agricultura que, a bombo y platillo, iba a resolver
La industria agroalimentaria sigue consolidándose como principal motor de la economía onubense
Los pies en la tierra y la mirada en el horizonte

Los retos que afronta el mundo rural en España -un problema de todos, aunque no lo hayamos constatado aún- son conocidos ya por la ciudadanía de nuestro país, o eso quiero pensar. La irrupción de La España vacía, de Sergio del Molino, ha ayudado a amplificar el eco de este asunto, algo que sin duda será pasajero pero muy necesario también. Y aunque hay una base común en todo este asunto, cada región, cada zona, tiene sus particularidades, lo que convierte a cada una de ellas en un caso concreto.

En Andalucía, en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, por ejemplo, la despoblación no es (aún) esa epidemia que está vaciando otros pueblos del interior y el norte de España. Aquí, uno de los grandes desequilibrios sigue siendo el desempleo. Una herida abierta y supurante, una endemia histórica que no cierra por más programas que apliquemos.

Estamos desaprovechando una gran oportunidad con todo el dinero que ha entrado de Europa, que ha permitido corregir algunas carencias, pero que no ha subsanado la raíz del problema. Nos lamentaremos por ello. La despoblación, como digo, se ha paliado en parte por el PER (el subsidio agrario), que, como todos los medicamentos, te mejoran una cosa y te estropean tres. Larga discusión esta.

Pero hay mucho más. La famosa Revolución Verde iniciada en la segunda mitad del pasado siglo no ha paliado los grandes problemas en la agricultura que, a bombo y platillo, iba a resolver. De hecho, ha ocasionado una desestructuración aún mayor del campo y otros problemas que ya veremos cómo resolvemos en el futuro, y ahí están el glifosato de Monsanto y la llamada 2ª Revolución Verde -y que incorpora los transgénicos- como muestra de ello. La agricultura industrial, de monocultivos, abonos de síntesis y pesticidas

químicos, ha fracasado como solución al hambre, además de generar importantes daños sociales, económicos y medioambientales.

También sufrimos aquí el azote de la desagrarización (y la agricultura es uno de los pilares básicos sobre los que se asienta el mundo rural), el empobrecimiento de las economías familiares, la casi desaparición del comercio local, etc. Además de otros asuntos transversales que arrastramos como una lápida: la lucha feminista está tardando más aún en los territorios rurales; la escasez de recursos para nuestros mayores (el hospital másç cercano de la sierra sigue siendo el de Rio Tinto, a más de 40 km), se siguen cometiendo atrocidades medioambientales en un Parque Natural, etc., etc.

Pero tenemos la mirada puesta en el futuro, y por eso la asociación Los Pies en la Tierra está trabajando para corregir algunas de estas carencias, aportando lo que sin duda no es más que un grano de arena. Probablemente, algunos ya conozcan nuestra labor, sobre todo por la lucha que estamos llevando por la liberación de los cientos de caminos públicos que están actualmente usurpados en la Sierra de Aracena. Es una labor amplia, despaciosa y no exenta de peligros (acuérdense de lo que le ha sucedido al compañero Juan Clavero, en Grazalema, por mencionar solo un ejemplo).

Menos conocidas, a buen seguro, son las otras actividades que realizamos junto a esta defensa de lo público que he apuntado. Charlas y foros de debate sobre asuntos como la dehesa, las energías, bioconstrucción, desarrollo urbano en el Parque Natural, turismo responsable, etc.; talleres desde nuestra Aula de Arquitectura Natural; experiencias dentro de las terapias naturales; un proyecto agroecológico ambicioso y de amplio alcance que pretende fomentar la producción, el comercio y el consumo de productos locales y de temporada; programas de reforestación; mercados de productores y artesanos locales...

Empleo, soberanía alimentaria, economías locales, medio ambiente... Muchas iniciativas, a  las que habría que sumar aquellas otras que no han cuajado, que también las hay, y los proyectos con los que soñamos y en los que estamos trabajando para poner en marcha.

Pero sin duda, las labores más importantes que realizamos tienen que ver con las tareas diarias, como las huertas ecológicas, la ganadería sostenible, el cuidado de las parcelas, las gallinas, etc., actividades que son motores esenciales de pervivencia y mantenimiento del mundo rural.

Aunque nuestra labor, como digo, no es más que una pequeña semilla en mitad de un páramo. Por ello, es necesaria la participación de todas las personas y entidades de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche y de Huelva también. Los Pies en la Tierra quiere ser un punto de apoyo para el desarrollo de nuestros pueblos, un aliado para alcanzar los objetivos, indiscutiblemente compartidos, de mejorar las condiciones de vida en nuestros municipios rurales.

Hemos abierto con la nueva legislatura un periodo de posibilidades, otra oportunidad para los pueblos y las personas de la Sierra de Aracena. Los retos que nos plantea el futuro más inmediato son muchos, pero estamos convencidos de que juntos, juntas, podremos afrontarlos con más garantías de éxito.

Dani López García

Periodista y activista