jueves. 25.04.2024
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Protesta en Las Colonias tras una brutal agresión que se cobró varios heridos

Distribuyen una carta entre los vecinos para llamar a la reflexión y actuar ante este tipo de sucesos que congregó a una treintena de personas alrededor de la pelea
Protesta en Las Colonias tras una brutal agresión que se cobró varios heridos

Unos 50 vecinos de la barriada de Las Colonias se han concentrado este viernes a la altura del 107 de la Avenida Cristóbal Colón en protesta por los hechos acaecidos el pasado sábado 15 de junio en la que una reyerta que acabó con al menos tres personas heridas que requirieron hospitalización.

Según han confirmado a Diariodehuelva.es fuentes cercanas a la convocatoria informal de esta protesta  la idea era dar "una respuesta ciudadana a la violencia". Según estas mismas fuentes el grupo de agresores fueron abordados por la Policía Nacional cuando la agresión ya había finalizado, y la primera patrulla llegó "cuando la tensión ya se estaba diluyendo". A la zona llegaron "al menos seis policías" para calmar los ánimos entre agresoras y agredidas. Al menos tres personas requirieron hospitalización según testigos presenciales.

Para llamar a la movilización de ayer, a la que se sumará en algunas semanas una segunda concentración esta vez establecida por los cauces reglamentarios ante la subdelegación del Gobierno, entre los vecinos se distribuyó una carta en los siguientes términos:

“Frente a la violencia, si me meto”

La microhistoria que vamos a contar es real y que ocurrió el pasado sábado 15 de junio en el 107 de la avenida Cristóbal Colón.

“Desde un piso alto de ese portal se empezó a oír a lo lejos el griterío común a cualquier reyerta, -en el tiempo que pasaría entre echar la mirada por la ventana y llegar abajo corriendo las escaleras-, tras salir a la calle y acercarme al ultramarinos colindante no dio lugar a otra cosa que -en esos escasos segundos-, ver una treintena de personas o más retiradas del lugar de la acción aunque en disposición semicircular con miradas hacia el lugar: sangre en la solería, el tendero que caminaba hacia afuera - hacía mi- con pañuelos entre sus manos mientras taponaba una nariz a borbotones, sólo me dijo una frase “llama a la policía, …” y en los suspensivos puso mi nombre, el de pila.

Tras un breve teclear fallido en el teléfono, levante la mirada y apareció en la esquina el primero de los muchos coches de policía que llegarían. Ello hizo que pudiera centrarme en lo realmente importante en ese momento…”

Más allá de la descripción de lo subjetivamente vivido, vayamos a lo realmente trascendental desde nuestro punto de vista, ante este tipo de situaciones, es muy común recibir el consejo de “no te metas”, por más que intentamos pensarlo, no podemos entenderlo, es un consejo

hostil, poco valiente, carente de empatía, frio. Al abrir la puerta y salir a la calle, allí se respiraba ese “no te metas”, sino hubiera sido así aquello no habría llegado donde llegó. No vamos a meternos para alentar la gresca, pero el ánimo de vecindad debe estar presente y hacer que, aunque ninguna de las presentes sean cercanas o parientes, son nuestras vecinas, aquellas personas que forman y conforman la comunidad de la que somos parte, en la que vivimos. Lo de ese día tenía más de parálisis de una butaca de estadio que del vibrar de la vida compartida en lo cotidiano con tus iguales, con esos que sientes, esos en los que te reconoces porque ellos son como tú. Más tarde nos enteramos que a una mujer que telefoneó para avisar le agredieron llegando a romperle un dedo, pero sí, ella entendió qué es la comunidad.

La comunidad somos el conjunto de grupos diversos y variopintos que convivimos en un lugar, en lo urbano, el barrio. Ahí es donde se hace la comunidad. Pero una comunidad nos es sólo cohabitar en un lugar, una comunidad es compartirlo. Una comunidad está sana cuando se cuida, se protege, una comunidad que se mira, se mima y quiere lo mejor para sí misma, es una comunidad activa, viva y que crece dentro de sí. Lo que ocurrió el otro día es el reflejo de una comunidad que da muestras de debilidad, una comunidad temerosa, una comunidad que no es capaz de mirarse de frente y reconocerse, una comunidad ebria, desacertada. Tenemos la suerte de vivir en uno de los barrios más ricos de Huelva, un barrio donde conviven muchas comunidades, andaluzas y andaluces, chinos, chinas, magrebís, subsaharianos, gitanas y gitanos. El otro día, no sabemos qué pasó exactamente, sólo sabemos que algo fallo en la comunidad para permitir que ante la mirada atónita de muchos y muchas agredieran a un hombre, y que tal acto de agresión se llevara por delante también lesiones en la única mujer que trato te interferir así como en los hijos de aquel.

Sentimos profundo dolor por ver que vivimos en un mundo mudo, un mundo que además de mostrarse intolerante y descorazonado, se muestra paralizado. Hemos construido un “yosotros” donde el sentido de lo de todos y todas, de lo colectivo y comunitario, ha caído en

las manos del “yo”, ese que se reivindica a uno mismo por encima de los demás, sin darse cuenta que es lo que es gracias a la existencia de ellos: nosotr@s.

Esa concurrida plaza de Las Colonias el sábado vivió algo que no debió ocurrir, esa concurrida plaza con sus bancos ocupados por jubiladas, niños jugando al balón y gente siempre pasando, vivió la impotencia de ver como un hombre y quien fue a llamar a la policía serían agredidas.

Esa concurrida plaza ha de ser un lugar de concordia, no de discordia, ha de ser un lugar de encuentro más que de lamento. Por eso, convencidas de que Las Colonias no quiere que en sus plazas, calles y avenidas ocurran este tipo de malogrados sucesos, queremos invitar a toda persona que quiera participar a la concentración que tendrá lugar el próximo viernes día 21 a las 21.30h. (hora en que ocurrió el suceso) en apoyo a las vecinas y vecinos que se han sido agredidas y en repulsa de cualquier tipo de violencia. “Frente a la violencia, si me meto”