viernes. 19.04.2024
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Moguer conmemora el viaje definitivo del Nobel Juan Ramón Jiménez y Zenobia

Se conmemora el 60 aniversario del entierro en Moguer de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, con una interesante exposición que acerca al último viaje que realizó el poeta para descansar eternamente entre sus recuerdos de niñez y junto al gran amor de su vida.
Moguer conmemora el viaje definitivo del Nobel Juan Ramón Jiménez y Zenobia

El alcalde de Moguer y presidente de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, Gustavo Cuéllar, inauguró esta muestra documental junto a la concejala de Cultura Lourdes Garrido y al director de la Fundación Antonio Ramírez. En el acto estuvieron acompañados por uno de los hijos del fotógrafo Rowalls, Andrés Méndez, y por el que fuera alcalde de Moguer Paco Díaz, que además vivió en primera persona la llegada de los féretros y su multitudinario entierro en el cementerio moguereño.

El minucioso trabajo de investigación que ha realizado la comisaria de la exposición Tere Rodríguez, hace posible que podamos disfrutar en la casa museo de una joya documental que aglutina notas de presa y fotografías procedentes de distintas colecciones, que nos permiten hacernos una idea de lo que supuso el fallecimiento de Juan Ramón en Puerto Rico y el posterior traslado de los restos mortales del matrimonio Jiménez hasta Moguer, con escalas en Madrid y en Sevilla, donde hubo grandes muestras de dolor y admiración por el Nobel.

El recuerdo de Moguer marcó toda la vida del Nobel en el exilio y aunque no pudo regresar con vida a la amada patria, España, y a su pueblo blanco, sí consiguió alcanzar la eternidad en Moguer y descansar para siempre junto a su esposa, gracias a la decisiva labor del entonces alcalde Juan de Gorostidi, que tuvo que superar las reticencias del régimen, y a las numerosas gestiones que realizó el sobrino del poeta, Francisco Hernández Pinzón, para que Juan Ramón y Zenobia pudieran culminar juntos ese viaje definitivo hasta descansar para siempre en el blanco cementerio moguereño.

Ocupan también un espacio muy especial en esta exposición las emotivas crónicas del suceso realizadas por periodistas como Jesús Hermida o por el moguereño Domingo Paniagua.

En este acto tan emotivo y tan moguereño, ofrecieron testimonios de gran valor algunas de las personas que hace 60 años y siendo aún niños y jóvenes, recibieron asombrados al poeta y a su compañera, desfilando por su capilla ardiente e incluso en algunos casos, portando sus féretros. El 5 de junio de 1958 llegaron los restos mortales del matrimonio a la casa museo, allí se instaló la capilla ardiente hasta que el 6 de junio recibieron sepultura en el cementerio que tanto gustaba recorrer a Juan Ramón Jiménez en sus arrebatos de melancolía.

Y Moguer estuvo ahí para recibir a su poeta y unir eternamente el nombre de Juan Ramón Jiménez al de su patria chica, para realizar junto a su musa y compañera el viaje definitivo a la tierra que lo vio nacer.

Antes de inaugurarse la exposición El Viaje Definitivo, ayer se presentó la Pieza del Mes de la Fundación del Nobel dedicada a la obra Eternidades en el centenario de su publicación, un poemario con el que el moguereño, a partir de su encuentro con Zenobia, inicia ese camino de introspección y búsqueda de la poesía pura que sería ya una constante en su trayectoria literaria.

El alcalde moguereño y máximo mandatario de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, Gustavo Cuéllar, presidió junto al director de la Fundación, Antonio Ramírez la presentación de esta Pieza del Mes que ocupará durante las próximas semanas un lugar de privilegio en el patio central de la casa-museo, cuyos contenidos fueron explicados al numeroso público asistente por la investigadora del centro de estudios juanramonianos Rocío Fernández Bejarano, cerrándose la presentación con la lectura de varios de sus textos por parte de Antonio Ramírez.

Los 137 poemas que contiene Eternidades, un libro escrito por Juan Ramón entre 1916 y 1917 tras su boda con Zenobia, aunque no se publicó hasta un año más tarde, se agrupan en un solo bloque, sin las habituales secciones en las que el moguereño ordenaba sus textos en obras anteriores. Se trata además del primer libro que el Andaluz Universal dedica “A mi mujer”, e incluye algunos de los poemas más conocidos del Nobel como “Poesía” o “Intelijencia” además del famoso lema que guiaría ya en el futuro su espirito creativo: “Amor y Poesía cada Día”.

Eternidades es sin duda una obra esencial para entender la idea juanramoniana de que la poesía es también fuente de luz, porque permite la permanencia y la existencia más allá de la propia muerte, en ese anhelo constante de eternidad que impregnó buena parte de la “obra en marcha” del moguereño.

La Pieza del Mes que puede admirarse desde ayer en el santuario juanramoniano, incluye varios manuscritos del poeta como el texto Sutil y Brioso en el que nos muestra las etapas de su poesía, la dedicatoria a Zenobia, o el citado lema Amor y Poesía cada Día, además de la primera edición y otras publicaciones posteriores de la obra, junto a traducciones del poemario a varios idiomas.