jueves. 28.03.2024
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Opinión

Una vez más, se impone la mediocridad

Una vez más, se impone la mediocridad

Una breve reflexión: no he querido opinar, hasta ahora, sobre el problema de Cataluña por respeto a la gran cantidad de buenos amigos y colegas de profesión que tengo allí.

¡Se quiera o no es un problema nacional.

“A mí no me vengas con palabras inglesas, háblame en cristiano”, “A mí no me vengas con esas, háblame en cristiano”. Estas expresiones son la que se utilizaban en discrepancia y contraposición, con las que utilizaban los musulmanes y los judíos, no entendibles para los cristianos españoles. Se llamaba Román Paladino, literalmente Romance Claro, a la lengua que en la sociedad de los siglos XII y XIII ya no era latín, sino un Romance procedente del latín en el que el pueblo llano se intercomunicaba. Decía Gonzalo de Berceo, poeta medieval nacido en Berceo (La Rioja), uno de los máximos representantes del mester de clerecía en el año 1252:

Quiero fer una prosa en román paladino,

En qual suele el pueblo fablar a su vecino,

Ca non so tan letrado por fer otro latino:

Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.

Parientes ovo buenos, del Criador amigos,

Que siguíen los ensiemplos de los padres antigos.

Bien sabíen escusarse de ganar enemigos:

Bien les veníe en mientes de los buenos castigos.

Me gustaría que se hubiese dado una respuesta contundente de la mayoría silenciosa de las dos cámaras nacionales.

Están, como se diría en Roman Paladino, “..más callaos que un ( en masculino) puta". Dicen los catalanes: "És un puta, aquest": Este es un puta. Se entiende por tal el listillo, vivales, zorrillo,….no dar la cara. Y eso es lo que está pasando. Se han hecho las cosas mal, y cuándo se ha reaccionado ha sido tarde, si nuestros conciudadanos catalanes quieren independencia que convoquen primero, en regla un referéndum consensuado, siguiendo los pasos legales y no cambiar las reglas del juego a voluntad. Precisamente los dos máximos representantes Puigdemont y Junqueras tendrán que justificarse en su día, y ante la historia de nuestro país, por alentar a las masas de la manera que lo han hecho.

Sería bueno, en este momento procesal, recurrir al texto, "La rebelión de las masas", el más conocido libro de José Ortega y Gasset. Se centra en su concepto de "hombre-masa", las consecuencias del desarrollo que habrían llevado a que la mayoría suplantara a la minoría ,"muchedumbre", y de las aglomeraciones de gente. A partir de estos hechos, analiza y describe la idea de lo que llama hombre-masa.

Decía Ortega en los inicios de su trabajo de finales de la década de los años veinte del siglo pasado: "Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública europea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío social. Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, culturas, cabe padecer. Esta crisis ha sobrevenido más de una vez en la historia. Su fisonomía y sus consecuencias son conocidas. También se conoce su nombre. Se llama la rebelión de las masas".

Para Ortega uno de los males del tiempo que le tocó vivir fue el que las clases populares accedieran a los espacios anteriormente reservados a las élites, la posibilidad de toma de decisiones políticas, esto último mucho más grave. Diferencia entre las élites naturalmente formadas por hombres cualificados y las clases populares, también la burguesía, formadas por "individuos sin calidad"; aunque admita que en las clases populares puede encontrarse gente interesante, y en las élites se esté produciendo el advenimiento de hombres-masa.

¿Os suena?

Dicho esto y sin ánimo de polemizar, mientras ocurre en Cataluña un hecho sin precedentes que nos tiene a toda España, con Cataluña dentro se quiera o no, en vilo, que carajo pasa con los Pujol, Urdangarin,... y los 303 casos de corrupción de Cataluña. ¿Se van a ir de rositas con la Independencia que quieren la ¿mitad? de nuestros conciudadanos catalanes?

En España, tal vez el país dónde más leyes existen (otra cosa es que se cumpla como Dios manda), no necesitamos elaborar y ulteriormente aprobar nuevas normas para resolver nuestros enquistados problemas de competencias. ¡Aplíquense las que están, pero bien! Se habla de mediación, y me pregunto: Si la sociedad española representada de forma variopinta en el Congreso y Senado, respetivamente, con un amplio abanico de sensibilidades, no bastaría con que el RACIOCINIO, la SERENIDAD, la CORDURA, la INTELIGENCIA, el RIGOR, la EQUIDAD, la COMPRENSIÓN, el RESPETO, la EDUCACIÓN, las FORMAS, la CULTURA, …, fuesen los parámetros definidores para trabajar en serio de una puta vez y llegar a consensos claros y no tener que recurrir a mediaciones de otros países para obtener lo que todos seamos: EL BIEN COMÚN EN ARMONÍA?

La inacción de la mal llamada clase política nos está llevando a una situación insostenible y que ojalá de forma esperanzadora se llegue a buen puerto. ¿Por qué intervienen los que ahora están con cartitas que “ …VAN Y VIENEN DESDE ANDALUCÍA Y EXTREMADURA A MADRID…” para decir lo que deben hacer otros cuándo han estado “…més callat que un puta…” en los momentos iniciales del conflicto?, ¿o es que a modo de sorcerer adivinaban lo que iba a acontecer?

Por ello finalmente, como se dice vulgarmente, me voy a mojar: NO CREO QUE HAGA FALTA MEDIACIÓN, sobran mediadores.

Este problema no es, como algunos quieren comparar, con la de hace cuatro o cinco décadas y creo que se han magnificado las “graves consecuencias de una posible independencia”. Estamos acostumbrados, a priori, en esta España nuestra, la España que cantaba Cecilia

Esta España mía,

Esta España nuestra

Mi querida España

Esta España blanca,

Esta España negra

Pueblo de palabra

Y de piel amarga

Dulce tu promesa

Quiero ser tu tierra

Quiero ser tu hierba

Cuando yo me muera

Mi querida España

Esta España mía,

Esta España nuestra

a desconfiar de las heroicidades atléticas, a dudar de las bellezas de nuestros pueblos y entornos turísticos, a desconfiar de que las cosas se pueden hacer bien,…, consolidándonos en el dicho: “ver para creer”.

Por eso, creo que la culpa no es del cha-cha-cha sino de la MEDIOCRIDAD, salvándose lógicamente los excepcionales casos de coherencia, de unos políticos que legislan y otros que gobiernan y que pasan olímpicamente de la ciudadanía.

País!