sábado. 20.04.2024
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Los agricultores plantaron cara al fuego de Doñana en puntos críticos

El caso de José Antonio Domínguez, de la cooperativa Las Posadillas en Mazagón, es todo un ejemplo de implicación con el Infoca por proteger el entorno natural de su finca con mangueras, extintores y cortafuegos improvisados
Los agricultores plantaron cara al fuego de Doñana en puntos críticos

(Vídeos cedidos por la cooperativa Las Posadillas) Desde el fatídico incendio de Riotinto (2004), no se recordaba una movilización tan gigantesca de medios para apagar un incendio. Esta vez, el fuego amenazaba a todo el entorno de Doñana. Infoca, militares de la UME, Consorcio de Bomberos y de Huelva capital, y cientos de voluntarios se han volcado para combatir las lenguas de fuego que amenazaban un paisaje privilegiado. Entre estos últimos se encuentran los propios agricultores, que de modo propio, para defender sus propiedades y el entorno natural que las acoge, han hecho prácticamente de bomberos.

El caso del moguereño José Antonio Domínguez, miembro de la familia responsable de la cooperativa Las Posadillas, en la finca del mismo nombre en Mazagón, dedicada al cultivo de frutos rojos, es especialmente destacable, pues a buen seguro su lucha contra el incendio fue clave para evitar una catástrofe de dimensiones colosales, ya que con los trabajos que realizaron impidieron que el fuego alcanzase unas instalaciones de gas de Repsol a poco más de 100 metros de la finca agrícola.

En declaraciones a Diariodehuelva.es, el empresario afirma que es un "milagro" que su finca pudiera salvarse de las llamas que devoraban hectáreas de pinares del entorno de Doñana. La gran columna de humo los alertó, y el Infoca centralizaba todos sus esfuerzos en los focos del incendio, mientras que la Guardia Civil procedía al desalojo de personas y cortaba carreteras.

La Benemérita les permitió quedarse en la finca, y José Antonio Domínguez, con la ayuda de decenas de voluntarios entre familiares, socios y trabajadores de la empresa, decidió enfrentarse a las lenguas de fuego que amezaban todo lo que les rodeaba. "Se nos venía un gigante en llamas y decidimos actuar con extintores, mangueras nuestros tractores", dice José Antonio, que dice que "en mi vida, ni por asomo, he visto un incendio así; las llamas tenían 20 metros de altura". Todo ello después de evacuar a todos los trabajadores de la cooperativa, que fueron alojados temporalmente en el polideportivo de Moguer.

Los ímprobos esfuerzos resultaron esenciales para salvar la propiedad y detener en la zona el avance de las llamas. Para ello utilizaron extintores, mangueras de extinción y la maquinaria agrícola, fundamental para fabricar cortafuegos improvisados que resultaron de gran utilidad.

Domínguez, visiblemente afectado por cómo ha quedado todo el paisaje tras el incendio (8.500 hectáreas calcinadas según las cifras del Infoca) ha querido agradecer a todos los voluntarios que esa noche y los días posteriores ayudaron en las labores de contención y extinción del fuego.

Desde la propia asociación Freshuelva anunciaron que se había puesto a disposición de la Delegación de Agricultura todos sus medios para colaborar en la extinción del incendio en colaboración con los efectivos del Infoca y de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado.