viernes. 19.04.2024
El tiempo
Opinión

Los mismos...con el mismo collar

Los mismos...con el mismo collar

No entro ni entraré a valorar la capacidad moral e intelectual del político español. En general, salvo tortuosas e increíbles excepciones  que desgraciadamente cada vez son más, creo que los “inquilinos” de la mal denominada clase política son honrados. Dicho esto, quiero referirme a la frase que da título al artículo que suscribo.

Hay una expresión española que tiene al perro como centro de atención y protagonista. Con ella, en sentido figurado, se intenta convencer que hay cosas distintas que han cambiado o van a cambiar pero en realidad no es así. Escribía hace unos meses sobre la presencia casi permanente del denominado gatopardismo en política, “procedimiento para cambiar algo para que nada cambie”, fundamentado en la paradoja que el escritor italiano Giuseppe Tomasi de Lampedusa sentenciara para la posteridad: ”…si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. Hay un disfraz muy grande que hace que se encubra toda la verdad.

Pueden intentar los partidos que concurren a las elecciones del 26J convencernos que hay cosas diferentes para un tiempo futuro y nuevo. En este sentido con mucho dolor de mi corazón, como diría mi madre, no me creo absolutamente nada. Me baso en varias razones:

  • Si en seis meses no han sabido, no han querido, no han sido generosos para llegar a acuerdos de mínimos para hacer navegar esta gran nave que es España, difícilmente lo harán a partir del día 27 de junio ya que si siquiera han podido consensuar la necesaria austeridad en la campaña. ¡Mentira!
  • Cuando los partidos abandonan y “pasan” de su fundamento ideológico, mal camino llevan. ¡Demostrado!
  • Desastre total al no cambiar las listas por su apego constante al escaño que les proporcionarán buenas prebendas que les “diferenciará” del resto de los españoles. ¡Imposible!
  • Y por último, al concluir esta reflexión, quiero seguir viviendo con la esperanza de que tengan nuestros candidatos el “valor moral y político de mojarse” al decir con quien o quienes pactarán, de esta manera la indecisión en el voto que cada vez es mayor, se concretaría en un voto real y útil. ¡Ilusión!

Que se dejen de milongas los cuatro grandes partidos actuales y que enseñen de verdad el collar de la decencia, la honradez, la honestidad, el rigor, la moral, la ética y la vergüenza, y acabar de una puñetera vez con la desvergüenza, la indignidad, la suciedad y sobre todo con los aforamientos de las y los corruptos que día a día afloran con una impunidad insultante.

El día que de verdad los españoles veamos perros distintos con distintos collar, podremos mirarnos al espejo de una nación que no permita al político gatopardista, como buen jugador de ajedrez, mover la ficha para no perder la partida.

¡A las pruebas me remito!