viernes. 19.04.2024
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Opinión

La responsabilidad política frente al ego del poder

La responsabilidad política frente al ego del poder

Hace unos días escribí unas líneas cuestionándome si votamos con la razón o con el corazón. En éstas quería trasmitir la idea de cómo ciudadanos y fuerza social que somos podíamos enmendar la plana, comprometernos con el tiempo que nos ha tocado vivir, actuar en consecuencia con nuestro modo de pensar y, por supuesto, exigir a nuestros políticos que acaben con las desigualdades.

Los resultados del 20 de diciembre han sido claros. Transcurridos los suficientes días de análisis y reflexión, nos encontramos en una situación frustrante y peligrosa. No es el momento de analizar lo ya analizado hasta la saciedad, pero sí es el momento de observar la valía de nuestros representantes.

Todos sabemos que estamos en período de formar gobierno y que, en base a los resultados electorales obtenidos, solo hay dos soluciones: o se llega a un pacto entre los partidos políticos que han tenido una mayor representación parlamentaria, o tendríamos que ir a nuevas elecciones, lo que conlleva un coste económico lo suficientemente alto para entender que el fin; reducir y distribuir votos, nos garantice un gobiernos estable y sólido, pudiendo deparar desagradables sorpresas a alguno de los partidos que hoy tienen en sus manos el porvenir político de este país.

En las elecciones pasadas, los electores dimos una orden tajante a nuestros representantes políticos. Estamos superando una crisis que hará historia y que será modelo para muchos analistas y gurús económicos, pero la orden es clara y contundente. La recuperación de la actividad y el empleo registrado no han permitido que se supere la degradación social provocada por la política económica. La mejora del cuadro macroeconómico de España, compatible con la persistencia del deterioro social, es la mejor prueba de la naturaleza regresiva de la política económica seguida para superar la crisis. En definitiva, hemos sufrido y sacrificado mucho y los resultados son los que son. Es hora de una alternativa política cuyas medidas estén orientadas a la expansión y a un crecimiento económico estable.

Todos, a través de los medios informativos, hemos escuchado las diferentes opciones de pactos existentes. Me gustaría hacer una pregunta que nos invitase a la reflexión: ¿está el ego del poder de nuestros representantes por encima de la responsabilidad de formar Gobierno?

Todos hemos confiado en nuestros representantes políticos y los hemos votado porque defendían un programa que reflejaba, en mayor o menor medida, nuestros ideales; pero estamos observando cómo todos, una vez acabadas las elecciones, vuelven al “puedo prometer y prometo”.

No soy analista político, pero sí observo cómo nos encontramos en una situación que va afectar a la marcha económica y social de nuestro país. España camina sin gobierno y por inercia. La baja cotización del Euro y el descenso del precio del carburante hacen que nuestras exportaciones tengan un valor añadido importante frente a la competencia. Pero esa inercia se irá reduciendo poco a poco hasta que no tenga un motor que genere empuje. Este motor, llamémosle ‘’Gobierno’’, debe de generar riqueza, estabilidad, confianza y, cómo no seguridad, tanto desde un punto de vista interno como externo.

A nivel microeconómico, los resultados de esta inestabilidad política y generadora de falta de gobierno sólo genera corrillos de comentarios y argumentos de confrontaciones en los encuentros de café. Sin embargo, debemos de tener en cuenta que es aquí en las pymes, las generadoras del 90% del empleo de este país, donde influye tener un gobierno estable. Un gobierno que clarifique cuestiones tan importantes como las políticas de empleo, las políticas económicas, las de salud y educación. Porque, queramos o no, estamos en Europa y somos el reflejo de un país desarrollado, con una incertidumbre que puede hacer en función de estas políticas que seamos generadores de confianza o, por el contrario, que generemos desconfianza y, por consiguiente, que nuestros vecinos no se atrevan a entrar en nuestra casa porque no saben qué se van a encontrar.

Ya hemos demostrado que somos un país maduro y responsable en la toma de decisiones, y es por ello que considero que esta inestabilidad debe solucionarse de una forma responsable e inmediata. Nuestros problemas actuales son por todos conocidos. Debemos ser generadores de empleo para desarrollar una política económica que inspire confianza y que haga que la inversión tanto nacional como extranjera vuelva al lugar que debería corresponder. Los pactos anti-natura, las aventuras de poder, califican a nuestros representantes políticos cuando éstos se alejan de aquello que iban pregonando a todas luces antes de las elecciones. Ahora es donde se demuestra la valía y responsabilidad de un político, anteponiendo sus ideales a un ideal global: nuestro país. Si para esto fuera preciso sacrificar personalismos y superar inevitables antagonismos, creo que debiera llegarse a ello por el bien de una ciudadanía que demanda cambios sin incurrir en tipo alguno de aventuras políticas. Es aquí donde debe resurgir la calidad política, el verdadero liderazgo de representantes políticos explicando el por qué es necesario los acuerdos, aún a riesgo de perder cierta identidad política, con el único fin de una España unida y garante frente a nuestros vecinos europeos.

Es claro que España necesita cambios importantes, la mayoría social lo reclama a voces, pero entiendo que dentro de un marco político establece que garantice los derechos establecido por nuestra constitución, que ahuyente cualquier tipo de riesgo para la normal convivencia ciudadana y que puedan propiciar el mantenimiento de los logros económicos hasta ahora conseguidos dentro de un marco de mayor justicia social. Si asemejamos España a una empresa, cuando en estas la maquinaria no se amortizan o renuevan acaban perdiendo productividad, esto es lo que puede ocurrirle a España, todo sistema político que no se renueva acaba pudriéndose, generando corrupción, despilfarro y por ende desconfianza de inversores extranjero, creo que es una foto muy clarificadora de lo que está ocurriendo estos días en España.

Es ahora en situaciones críticas, donde debe florecer la creatividad, la búsqueda de soluciones, el debate, los puntos de encuentro, y todo ello por algo que realmente es importante, ¡NUESTRO PAÍS!

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