viernes. 19.04.2024
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Difícil cohabitación

Pasó el 13-J, el día en que se constituyeron los más de 8.000 ayuntamientos surgidos de las últimas elecciones municipales. A la espera de que en los próximos días se haga lo propio en las comunidades autónomas donde también hubo comicios, es hora de ponerse a trabajar, como diferentes regidores ya se han apresurado a recalcar. Y a la espera de que en noviembre llegue el momento de volver a votar para renovar las Cortes Generales y elegir al próximo presidente del Gobierno, muchos de los nuevos alcaldes y alcaldesas lo van a tener complicado. Después, se verá. Desde luego, allá donde la izquierda se ha hecho con el poder consistorial no va a encontrar muchas facilidades, menos todavía si los Ejecutivos regionales son de la derecha, como en caso de Madrid -salvo sorpresa a la hora de la votación-, o próximos a la derecha, como Cataluña. Aquí, Ada Colau, la nueva alcaldesa de Barcelona, va a disfrutar de coincidencias con Artur Mas (la más clara, el referéndum soberanista), pero también discrepancias, como el pago de la deuda que tiene la Generalitat con la Ciudad Condal, como ya ha reclamado. Ni que decir tiene que la cohabitación con el Gobierno de Rajoy va a ser todavía más difícil, con numerosas trabas y descalificaciones. De esto sabe algo la presidenta de la Junta, Susana Díaz.

Por lo demás, dos aspectos sobresalen de la jornada del pasado sábado. Por una parte, que el tiempo dirá si lo que ahora es esperanza e ilusión donde la izquierda manda (PSOE, Podemos y sus "marcas blancas", Izquierda Unida) se convierte en realidad. Se ha generado tanta (acabar con los desahucios, con las puertas giratorias, tantos coches oficiales...) que tiene más que perder que ganar. Si lleva a cabo lo prometido, no habrá hecho más que cumplir eso por lo que se le ha votado. En caso contrario, será más de lo mismo. En unos meses se habrá diluido la ilusión, y el cambio estará por el camino.

En cuanto al segundo apunte del que hablo, hombre, cuesta entender la rabieta del PP. Floriano, Arenas o Rajoy han repetido hasta la saciedad, cual consigna que seguro se va a mantener en el tiempo, su "sorpresa" por que los socialistas hayan hecho todo lo posible por impedir alcaldías populares. Al fin y al cabo, es lo mismo que Juan Manuel Moreno ha empleado en Andalucía: estorbar para que Susana Díaz no fuese investida presidenta de Andalucía. Llegado el caso (elecciones de noviembre), PSOE y Podemos, unidos en no pocos ayuntamientos y ambos de izquierdas (aunque Esperanza Aguirre haya situado a los herederos del primgenio Pablo Iglesias en el centro), destacarán sus diferencias programáticas por llegar a la Moncloa. Pero, hoy por hoy, lo que les vincula es mucho más que lo que les separa.

Quizás, los dirigentes populares deberían desconfiar más del partido de Albert Rivera, que, sin pudor alguno, ha dado su apoyo a Díaz en Andalucía (después, eso sí, de más de dos meses) y va a dárselo a la popular Cifuentes en Madrid. Es verdad, Ciudadanos se siente muy a gusto tanto a la derecha como a la izquierda. Y ya no, pero hasta hace poco les metían en el mismo paquete que a Podemos. Pero eso, el PP lo ve de lo más natural. Eso no son pactos excéntricos.

Ángel Ocaña Vicente
Director Mi Jardín, Bricolaje y Decoración, y Cómo Funciona

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