martes. 16.04.2024
El tiempo
Opinión

Carta a monseñor Reig Pla

Carta a monseñor Reig Pla

Querido monseñor: Antes de iniciar esta misiva, me he interesado por la localidad de Cocentaina. He de reconocer que, salvo que está en Alicante, poco más sabía. Ahora la ubico: al norte de esa provincia. Fue un emplazamiento estratégico en el paleolítico, el neolítico y la época prerromana, con importantes pinturas rupestres. Cuenta con 11.601 habitantes, según el censo de 2012. Un reportaje emitido por La Sexta hace unos meses la definía como la capital europea de la ropa usada, con siete polígonos industriales, y en todos, plantas procesadoras de ese tipo de prendas. Y ahí nacieron los pintores Nicolás Borrás y Jerónimo Jacinto Espinosa -renacentista y barroco, respectivamente-; Gustavo Pascual Falcó, autor de “Paquito, el chocolatero”; el ex ciclista Vicente Belda, y la periodista Carolina Ferre.

Monseñor, ¿me olvido de alguien? Sí. Alguien que hace sombra a todos aquellos, y no es ningún halago. Es de este tiempo, pero no vive en él, sigue anclado en el paleolítico aludido más arriba. Y eso que sólo tiene 67 años. Lo digo ya: ¡usted!, Juan Antonio Reig Pla, a la sazón obispo de Alcalá de Henares, tercera ciudad más grande de la Comunidad de Madrid. Cerca de donde escribo -y, hombre, tampoco muy lejos de donde me leen, 650 km- ejerce su apostolado. Y ya es mala suerte, qué quiere que le diga. Con un Papa que procede del otro lado del Atlántico y que, paso a paso, está revolucionando la Curia romana, y que por estos lares contemos con personajes como usted...

La reforma de la Ley de Aborto fallida le ha dado pie a manifestarse tal cual piensa. Uno puede entender que como miembro de la Iglesia católica se sienta dolido por ello. No en vano, desde esas posturas se clama y proclama el no al aborto, y las creencias, todas, hay que respetarlas, aunque no se esté acuerdo con ellas. Pero lo que raya en lo ridículo es que usted sitúe al Partido Popular en el “feminismo radical” y que diga que está infectado por el “lobby gay”; que sostenga que Rajoy actúa con deslealtad e insensatez ante este “holocausto silencioso” (según palabras suyas); o que compare el tren de la libertad de las mujeres que reclamaron el derecho a decidir sobre su embarazo con los trenes de Auschwitz.

¿Que nos tiene acostumbrados a estas barbarides? Sí, es verdad. Le recuerdo: en diciembre de 2010 llegó a decir que había más violencia de género entre los divorciados y las parejas de hecho que entre los matrimonios católicos; en la homilía del Viernes Santo de 2012, misa retransmitida por TVE, comparó (¡qué mal se le da esta figura retórica, monseñor!) homosexualidad con prostitución; y en enero pasado, durante la presentación de un libro, arremetió contra el “feminismo ideológico” (..), “un paso en el proceso de deconstrucción de la persona”.

Podría seguir, pero para quien no le conozca, ya es suficiente. ¡Varíe su discurso, progrese, haga caso a su jefe, el Papa, que les ha pedido que dejen de estar obsesionados con el aborto! Pero como no confío en que cambie de verborrea, hágame (háganos) un favor: olvídese de las mujeres, de los homosexuales, de la Guerra Civil, de los holocaustos mal entendidos o de las decapitaciones de niños que sólo existen en su imaginación enfermiza.

¡Váyase, señor Reig, váyase!

Atentamente.

Comentarios