jueves. 28.03.2024
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Opinión

Antología del disparate

El corazón siempre está en movimiento; sólo está parado en los cadáveres" / "Las montañas no se forman en uno o dos días, tardan mucho tiempo en formarse"/ "El hombre primitivo se vestía de pieles y se refugiaba en las tabernas".

Son éstas algunas de las respuestas dadas por estudiantes de bachillerato en sus exámenes y que recopiló el profesor y catedrático Luis Jiménez Díaz, ya fallecido, en el libro "Antología del disparate". La primera edición se publicó en los primeros años de la década de los 70 –tuvo gran éxito y hubo reediciones, segundas y terceras partes...- y recuerdo que nos reíamos muchos los entonces estudiantes. Aunque, si no había algo fruto de la imaginación del autor, no era para reírse.

Más de 30 años después seguirán cometiendo deslices nuestros alumnos, aunque es de esperar no sean de tamaña barbaridad. Para eso ya están los mayores. Ellos -gobernantes civiles, militares y eclesiásticos- se bastan y sobran para hacer una remozada antología del disparate. Ahí está, por ejemplo, el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, diciendo que desde 1985 se han producido dos millones de interrupciones voluntarias del embarazo, "muchas más muertes que en la guerra civil". No quedó contento y apostilló: es un "holocausto silencioso". En una decena de palabras empleó la expresión "guerra civil" –de la que no quieren hablar cuando se les menciona la memoria histórica y de la que se debe hablar en sus justos términos- y la palabra "holocausto" o, lo que es lo mismo si nos vamos al diccionario de la RAE, "gran matanza de seres humanos", entre otras acepciones. Un disparate. Vistas por televisión las declaraciones, estremecen por el aplomo y la frialdad con que se dicen.
Es, sin embargo, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien debe ocupar el número 1 en esta clasificación tan peculiar. Tiene declaraciones y hechos de todos los colores. A raíz de la muerte de 15 subsaharianos cuando trataban de llegar a nado a Ceuta, llegó a decir que la Guardia Civil disparó al aire, pero no dio a ningún inmigrante. Lo que posiblemente fue cierto. Pero lo tremendo es que admita que hubo disparos contra unas personas en peligro de ahogarse, como así fue, y no haya habido ceses o dimisiones. La suya, la primera.

Pero lo que raya en la paranoia es la concesión de la Medalla de Oro al Mérito Policial a la virgen María Santísima del Amor por su "dedicación", "desvelo", "solidaridad" y "sacrificio" para con la Policía Nacional. España, sí, es un Estado aconfesional, pero no lo parece. Y el ministro, un devoto donde los haya. Que me parece muy bien, pero en el terreno privado.

Sobre la reforma de la ley del aborto podría hacerse un volumen entero de desatinos, pero me quedo con dos: uno, del ministro Gallardón y su "la maternidad libre hace a las mujeres auténticamente mujeres" (?, no entiendo nada); otro, de nuevo del ministro Fernández Díaz, que dijo que "el aborto tiene algo que ver con ETA, pero no demasiado".

Alguna editorial debería plantearse la publicación de la 'Antología del disparate del siglo XXI'. Tendría éxito.
Por cierto, ¿qué es lo que pinta el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, en este partido?
Ah!, y algún día me referiré a la entrega de las armas por parte de ETA. "Aquí las véis, ahora las sello y me las vuelvo a llevar". Otro dislate.

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