martes. 16.04.2024
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Opinión

Justicia, tienes nombre de mujer fatal

Justicia, tienes nombre de mujer fatal

Como es bien sabido, el derecho penal es como una tela de araña: atrapa a los mosquitos y deja pasar a los elefantes.

Algunos grandes elefantes, cuando pasan por la Audiencia Nacional ven cómo se les archiva la causa abierta, tal y como le pasó al presidente del Santander, Emilio Botín, y a varios miembros de su familia, por presuntos delitos contra la Hacienda Pública y falsedad documental, en el caso de las cuentas del HSBC en Suiza, patria querida.

La patria de todos debería tratar al compatriota con total igualdad, bien sea un feliz multimillonario o un pobre desgraciado. Uno de esos pobres desgraciados, casi un niño de mi pueblo, por robar una tontería: mil pesetas, le metieron en la cárcel de Huelva; yo le vi un día que fuimos el equipo de futbito del Huelva Información a jugar con los internos. Allí vino él, me pidió unas pesetillas pa ir tirando y no volví a verlo, fue de cárcel en cárcel hasta la de Zaragoza, donde le mataron los compañeros quién sabe por qué.

Siempre la misma pregunta: ¿Por qué siempre el peso de la ley cae inmisericorde sobre los pobres mosquitos, y los grandes elefantes blancos (de guante blanco, se entiende) son intocables, aunque hayan robado con el toco mocho de las preferentes de Bankia, de la corrupción financiera, empresarial o política.

La cosa del derecho penal no tiene desperdicios. El magistrado que meta mano a un bicho de esos de trompa en ristre y galgo corredor… va listo: le pasan a la reserva inactiva, aplicándole el artículo tropecientos veintitrés, barra libre del Código Penal. Justicia, tienes nombre de mujer (u hombre) fatal.

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