viernes. 19.04.2024
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Los cachoneros disfrutan un año más de la fiesta de Los Jarritos

Es una de las celebraciones acuáticas más culturales y tradicionales en España
Los cachoneros disfrutan un año más de la fiesta de Los Jarritos

La fiesta de Los Jarritos celebrada en Galaroza el jueves 6 se ha desarrollado con toda normalidad, mostrando los aspectos lúdicos, ecológicos, eróticos y festivos que la han hecho famosa en toda Andalucía, configurándola como una de las celebraciones acuáticas más culturales y tradicionales en España.

La noche de la víspera todo fue animación. Los representantes de entidades sociales se afanaban en montar los habituales chiringuitos desde los que el jueves ofrecieron bebidas y viandas propias de este día, tales como ponche, sardinas y migas. Los del Galaroza Fútbol Sala repartiendo sus camisetas conmemorativas, cuyo importe será este año decisivo ante su incursión en una categoría andaluza de este deporte y requerir un mayor presupuesto. Finalmente, las reuniones de amigos montaban sus tenderetes o lucían orgullosos los tipos más disparatados. Los Jarritos, de esta forma, siguen profundizando en su carácter de fiesta relevante y vertebradora del tejido social del pueblo.

Al mismo tiempo, centenares de visitantes que llegaron a Galaroza desde diversas latitudes se integraron de forma perfecta en la celebración, demostrando una vez más la hospitalidad cachonera.

Este año se han vuelto a percibir las características propias de este evento que Galaroza organiza como homenaje a las aguas. Es, por tanto, una fiesta ecológica que sólo puede darse en esta localidad por la abundancia de fuentes y manantiales que atesora. La sensualidad de los cuerpos mojados volvió a relucir con la inmersión en el pilar o en la Fuente de los Doce Caños de los chichos y las chicas más agraciadas. Finalmente, la algarabía y el júbilo de los cachoneros se trasladó a todos los rincones de la población.

La jornada se inició pronto, ya que los más jóvenes ocupaban posiciones junto a la Fuente del Carmen antes de las nueve de la mañana. El grito de “!!!Secoooooooo¡¡¡” sonó amenazador cada vez que a la Plaza de Los Álamos se acercaba alguien con intención de incorporarse a la fiesta. A partir de las tres de la tarde, la intensidad se fue atenuando para que los grupos de amigos y familiares continuarán la fiesta según su parecer; unos en la huerta, otros en casas o locales y los más en la calle, con guitarras y cantes andaluces.

Un año más, los cachoneros demostraron que han sabido rescatar y potenciar una de las fiestas más singulares de cuantas jalonan el calendario festivo español, y que se diferencia de otras parecidas al aportar elementos culturales y etnográficos que la identifican.