sábado. 20.04.2024
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Los grandes grupos agrícolas nacionales lideran los nuevos regadíos del Andévalo Fronterizo

La planificación realizada durante los últimos 20 años, la abundancia de agua y los retrasos en los trasvases facilitan los cambios en el suelo agrícola para explotar nuevas fincas. Los regantes del Condado también se mueven hacia la comarca andevaleña.
Los grandes grupos agrícolas nacionales lideran los nuevos regadíos del Andévalo Fronterizo

Los excesos cometidos en el entorno de Doñana con las extracciones de agua para riego agrícola, el aumento de los controles y el celo institucional, los retrasos en la política de trasvases y el agravamiento de la sequía en el Levante español están modificando el mapa onubense. Ahora, el Andévalo fronterizo es pieza fundamental para los grandes grupos locales y españoles que planifican extensas fincas de la comarca para convertirlas en el nuevo oasis agrícola. La clave: la regulación hídrica que se ha ido realizando sin descanso en los útimos 30 años. El más conocido y popular de sus ideólogos, Juan Antonio Millán, relata cómo se ido forjando el gran proyecto que ya es una realidad.

Los regadíos de la comarca del Andévalo comenzaron a gestarse hace casi treinta años. Por aquel entonces, un joven y dinámico Juan Antonio Millán Jaldón (1940), militante del PSOE desde Partido Socialista Popular de Tierno Galván, iniciaba una cruzada incansable que tenía por objetivo poner en explotación miles de hectáreas de tierras baldías, eucaliptales y campos improductivos que cobijaban extensísimos cotos de caza y pequeñas explotaciones ganaderas además de tierras comunales repartidas en suerte por toda esta zona fronteriza.

La idea era promover riegos privados a la demanda que en 1987 tenían que sortear los corsés impuestos por la Ley de Reforma Agraria que con tanto ahínco defendía el consejero juntero Miguel Manaute. Por cierto, amigo y colega de Millán con el que había coincidido en la defensa de los colectivos democráticos de agricultores UAGA y los transportistas de Fenadismer. Curiosamente le iba a ayudar en el empeño una ley vieja, muy vieja, la llamada Ley Gasset de 1911, que amparaba los deseos de un colectivo de agricultores de todo el Andévalo que con apoyo de Coprehu propusieron la puesta en regadíos para hacer la consiguiente obra hidráulica con el 50% de aportación estatal y otro 50% mediante un crédito a pagar en 24 años al 1% de interés que se pagaría en forma de canon de agua por parte de los regantes.

Ahí se agarró Millán cuando ya oteaba en el horizonte la Alcaldía de Cartaya (1991-2011), pueblo al que llegó de Madrid a lomos de la presidencia de la influyente patronal del transporte Fenadismer, de la que aún es presidente de honor.

Consciente del potencial de la comarca por su microclima y la abundancia de lluvias en la Sierra (hasta 1.200 mm/año) y la existencia de las presas del Chanza, Piedras y Los Machos y los bombeos del Bocachanza que habían convertido parte de la Costa en tierras de primor, en 1989 se dedicó a promover e impulsar la construcción de la presa del Andévalo, inaugurada en 2003 por el Gobierno de Aznar y con capacidad para 600 Hm3 de agua que pueden convertirse hasta en 1.000 Hm3 en caso de aumentar la demanda.

La inauguración de la presa dio alas a los grupos de agricultores y empresas que se habían unido en San Bartolomé, San Silvestre, Villablanca, La Puebla, El Almendro, Paymogo y Alosno y se amparaban en la denominación Comisión Promotora del Sur Andévalo (Coprehu) y en la Asociación de Promotores de Regadíos de Huelva, que demandaban agua de riego para sus tierras agrícolas y con cambio de cultivo con el compromiso de eficiencia hídrica y energética, consumir y abonar un canon para recuperar costes de obras.

Con la presa del Andévalo en la mano, la Junta de Andalucía declara de Interés General los regadíos del Andévalo Fronterizo (Decreto 336/2203), una figura que puede acoger hasta 10.000 hectáreas de riego.

Pero en esa fecha la Unión Europea lo paró todo. La Comisión se mostró muy hostil con la puesta en regadíos de más tierras porque entendía que no había agua para riego, lo que bloqueó de paso las conducciones a las fincas. A la UE llegaban entonces las imágenes de la pertinaz sequía de la España de 1991 a 1995 con los campos secos de Murcia, Almería y todo el Levante.

Mientras, Huelva era entonces la única provincia con agua de toda España, lo que provocó que miraran hacia ella los grandes grupos nacionales que sufrían las consecuencias de la falta de agua. Se paralizaron entonces todos los proyectos y los regadíos del Andévalo quedaron varados pero la presa seguía llena, como hoy, una reserva que nunca ha bajado del 85% de su capacidad. Su cuenca en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche goza de niveles comparables a las más altas pluviometrías de España.

Pero he aquí que los tiempos cambiaron en los Planes de Desarrollo Rural y el nuevo período comunitario 2015-2021 ha cambiado los planteamientos agrícolas y los nuevos planes europeos de desarrollo rural contemplan que se pueden hacer nuevos regadíos en zonas donde se haya procedido a la Declaración de Interés General, exista un Balance Hídrico Positivo, con planificación hidrológica y concesiones de agua en vigor, además de ser regadíos eficientes hídrica y energéticamente.

Evitar la despoblación del mundo rural

Si a esto se une el interés de los gobiernos españoles y europeos por evitar la despoblación en el mundo rural, el viento sopla de popa para el ideólogo del riego en el Andévalo fronterizo y los colectivos y empresas agrícolas que ya plantean las 6.500 hectáreas en Puebla de Guzmán, Paymogo, El Almendro, Tharsis, Alosno y Castillejos y que han solicitado acogerse a las ayudas Feader. De momento cuentan con una subvención provisional de 12,3 millones de euros a fondo perdido para ejecutar una obra de 29 millones de euros. Y 40 comuneros con proyectos de diversificación de cultivos intensivos para productos de excelencia demandados por los mercados internacionales, cítricos, almendras, arándano, frutales… han depositado un aval bancario para responder a ese compromiso. Paralelamente avanzan los regadíos del Andévalo minero hasta 2.700 hectáreas entre El Cerro de Andévalo y La Zarza-Calañas.

Para poner en marcha este nuevo proyecto de regadíos calificados como “sostenibles y eficientes” se han elegido fincas agrícolas que mediante cambio de uso del suelo se han convertido en agrícolas y que según los promotores se dedicaban la mayoría a uso agrícola y algunas al eucalipto. Ahora, los nuevos proyectos se adaptarán según su planificación declarada a la orografía del terreno, respetando los cauces y arroyos existentes y no violentando los campos ni afectando a las dehesas. Todo, aseguran los promotores, en concordancia con el cambio climático y la Directiva Marco del Agua.

El interregno obligado por la UE no solo ha servido para la Declaración de Interés sino que la gestión de recursos hídricos del Chanza en el Guadiana 2  ha pasado a depender de la Junta de Andalucía a través de una encomienda de gestión en la cuenca del Piedras, Odiel y Tinto, lo que facilita la planificación y da seguridad jurídica a los regantes. Además de equilibrar y cohesionar la distribución del uso del agua en Huelva. Y consolida a los grandes grupos nacionales que ya habían puesto su mirada en Huelva durante la pertinaz sequía de los años 90.

Una sequía que incluso tiene una sorprendente anécdota que ahora recuerda Juan Millán. En aquellos años secos todas las miradas apuntaban a Huelva porque incluso desde la presa del Piedras se estaba suministrando agua a Cádiz en barcos cisterna.

Pero la sequía era tan fuerte que la Confederación quiso imponer el Decreto de Sequía, una declaración que acababa de un plumazo con la fama de excedente de agua que tenía el Andévalo fronterizo. Pero hete aquí que Millán dio con una fórmula para frenar el decreto de sequía: los obispos habían anunciado que se reunirían ante la Virgen del Rocío para lanzar plegarias por el agua. Así que Millán mostró aquella buena nueva al responsable de la Confederación y esperó a firmar el Decreto. Y en esas, llovió. “Los obispos tuvieron éxito”. Llovió tres días pero se paró la Declaración.

Desde entonces en el Andévalo se ha esperado el maná europeo de la tolerancia con los regadíos, que unido a la planificación realizada, al sorteo legal de la Ley de Reforma Agraria que será sustituida por la Ley de Agricultura, y al agua existente y garantizada a través de proyectos como el histórico Bocachanza, que ya no es precario, y de la presa del Andévalo han atraído a los grandes grupos.

El primero fue el Grupo Martín Navarro y José García Carrión con Rodrigo Molina, Lorenzo Reyes, Enrique Maciá, Planasa, Arofa, Agrasur, Antonio Muñoz, Cítricos Tharsis, Nufri, German Sport, Driscol, Campo Baldío, Pago de la Sierra, Melones Bollo y el asesor Fernando Sarria.

La realidad hoy, avanza Millán, es prometedora. Por eso las grandes empresas hortofrutícolas de Murcia y el Levante, entre otros, están comprando tierras en el Sur Andévalo. A ellos se unen grandes grupos que operan en El Condado, como la Cooperativa de Lucena que entienden que no van a seguir con las extracciones de agua en el Entorno de Doñana. Todos ellos están reubicando sus explotaciones en la Costa y el Sur Andévalo. Es un antídoto contra la desploblación.

Ahora que Juan Millán ya no es alcalde de Cartaya ni está activo en Fenadismer y con casi ochenta años a sus espaldas comienza a ver el fruto de su planificación agrícola y la puesta en regadío de una comarca que dependía casi en exclusiva de la minería.

De todas formas, Millán no se ha jubilado y sigue siendo presidente de honor de la Comunidad de Regantes Andévalo-Guadiana y la de Sur-Andévalo y presidente efectivo de la Comunidad de Regantes de Pedro Arco, de la Comunidad de Regantes del Andévalo Fronterizo y de la Junta Central de Alcolea de Usuarios de Alcolea y Acuífero Masa-Niebla para con sus aguas regar 24.700 hectáreas planificadas para la Campiña, Condado y Andévalo Minero.