viernes. 19.04.2024
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El Colegio Molière celebra un emotivo acto de graduación de su Promoción XIX

El centro educativo onubense ha conmemorado durante el curso 2017-2018 el centenario de su fundación.
El Colegio Molière celebra un emotivo acto de graduación de su Promoción XIX

Promoción XIX. Escuela Francesa, Colegio Molière. Los años se van, las instituciones quedan, permanecen, los ejemplos, los modelos, la percepción de un mundo que te protege. Intramuros todo es más fácil. Hay calor y color humano, familia educativa, trabajo, esfuerzo, nervios, responsabilidad, diversidad, aprender que equivocarse no es un drama y que solo por la prueba y el error se encuentra la solución. Extramuros no es difícil, a ver, es complicado, pero la vida te enseña a moverte por su rueda: a veces la euforia y el éxito te ciegan, otras, los fracasos y los errores te hunden. Pero todo será pasajero. Lo uno y lo otro.

El destino ha querido que la Promoción XIX del Colegio Molière coincida con el Centenario del Centro educativo, así que es historia. Y como tal se vivió el pasado viernes 15 de junio el acto de Graduación de 4º de ESO. Un grupo de alumnos y alumnas que a partir de ahora mirarán atrás emocionados después de muchos años de educación y formación académica y en valores. Unos valores que para bien o para mal te marcan en la vida y dejan en el estudiante un poso de enorme importancia.

Así que el evento fue una fiesta, de Graduación, pero una fiesta, alegre, con lágrimas, risas, muchas risas y tantos recuerdos que el salón de actos se quedó pequeño.

Los profesores, los maestros, todo el personal del centro recopilaron en el escenario las vivencias de una generación que ha crecido en el Molière y que entre canción y canción descubre que detrás del rostro, a veces serio, de los que enseñan hay personas que se esfuerzan por educar.

Fue una fantástica graduación en la que no faltó el teatro, la música clásica, el coro rociero del Colegio, tramoya y atrezos y la magia, pues hasta de eso hubo. Ah, y la sorpresa, siempre presente en el escenario. Su culmen, una divertida ‘batalla’ Pokémon, librada por profesores y profesoras que acabó como acaban las cosas en el Molière, hablando francés, o mejor, cantando en francés.

Las cartas de los alumnos a los padres y viceversa también hablaron de eso, de valores, de esfuerzos, de trabajo y mirar de frente a una vida, a veces loca, otra severa y divertida, que de todo hay y habrá. La réplica de los profesores estaba cantada. Lo que nadie esperaba es que la conclusión fue: las dos palabras que te abrirán más puertas en la vida son: tira y empuja. Bonita manera de describir con humor los años venideros.

El telón se echó con recuerdos y la travesía de un centenario, el testigo que pasó de la directora que se jubiló, Inmaculada Gómez, a la directora que toma el relevo, Inés Caro. El rumbo de la nave queda pues firme. Como siempre el oleaje de la vida empujará al Molière otros cien años más, por lo menos.