jueves. 28.03.2024
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Opinión

El arte de lo posible

Si hace veinte meses, alguien pronostica que Pedro Sánchez, iba a ser elegido Presidente, se le consideraría un loco o demente. Ese es el tiempo que ha pasado entre el 1 de octubre de 2016, al mismo día de Junio de 2018.
 Foto: Adrián del Pino
Foto: Adrián del Pino

Si hace veinte meses, alguien pronostica que Pedro Sánchez, iba a ser elegido Presidente, se le consideraría un loco o demente. Ese es el tiempo que ha pasado entre el 1 de octubre de 2016, al mismo día de Junio de 2018. Desde su destitución como líder del PSOE, hasta su elección como Jefe del Gobierno de nuestra Nación. La política es el arte de lo posible, dijeron personajes de la talla de Aristóteles, Maquiavelo o Churchill. Se hace difícil explicar para cualquier politólogo, y no digamos para un ciudadano, este breve paso del infierno al cielo. Pero “Spain is different”, fue el exitoso eslogan escogido por el Ministro de Turismo franquista Manuel Fraga, para promocionar nuestro país, y que puede explicar, a lo menos en parte, esta situación, que parece salida del mejor guión de esas series americanas, donde el propio perfil atractivo del político, le daría mayor audiencia.

El actual Presidente, tras ser destituído, cogió su Peugeot, como un Quijote o un predicador, y se puso a recorrer las agrupaciones socialistas dispuesto a revertir la situación. Dimitió como Diputado, cono su conocido “no es no”, para salir elegido Secretario General de su partido contra todo pronóstico frente a la todopoderosa lideresa, Susana Díaz. Culminando su camino, con la sorprendente y triunfante moción de censura, a Mariano Rajoy. Pero,¿ cuál fue su gran virtud?, para llegar hasta aquí, de una persona capaz de unir en editoriales, en su contra, de medios de comunicación escritos tan divergentes ideológicamente y en su accionariado. En primer lugar lo infravaloraron, los “barones” de su partido, los medios y el propio Rajoy, el más experimentado político que ya ostentaba cargos en mi Galicia natal, cuando era un niño. En segundo lugar, al no tener el apoyo de las conocidas como “élites”, que conviven junto y sobre el poder, ha tenido la libertad para hacer lo que consideraba necesario en cada momento. Y por último y en tercer lugar, ha sabido buscar el momento propicio para su golpe final, juntando el hastío por la corrupción de los populares, con la incómoda nueva convocatoria electoral, para la mayoría de los partidos, a excepción del emergente y ahora aislado partido “naranja”.

Al otro lado el Gobierno del PP, no ha sabido reaccionar a tiempo, con humildad y respeto a cualquier mente un poco crítica, a los numerosos casos de corrupción, bajo el argumento que la legitimidad la dan exclusivamente las urnas. Siendo un argumento corrosivo desde el punto de vista ético, es además falso, pues el ex Presidente Rajoy, fue elegido, tras la repetición electoral, gracias la abstención de quince diputados socialistas. El dejar pasar el tiempo, sin hacer nada, esperando el error o la desunión de sus adversarios, le llegó su jaque mate.

El “renacido” ha vuelto, en nuestra corta democracia, nunca un Presidente ha prometido su cargo mediante una moción de censura, nunca ha sido elegido una persona que no es Diputado y además del segundo partido más votado. Tiene una tarea, muy complicada por delante, pues su partido solo tiene un cuarto de la totalidad de los miembros que componen el Congreso. Desde luego no lo va a tener fácil, dada la heterogeneidad de partidos que apoyaron su moción, pues los nacionalistas pedirán concesiones, y con el aliento de Podemos reclamando su cuota de poder. El gobierno “ Frankenstein”, como acuñó paradójicamente el audaz político socialista Rubalcaba. Quizás el propio Sánchez, no quisiera ni vivirlo, una vez que baje de la nueve, mientras se acomoda en la Moncloa. Pero, como dije, la política es el arte de lo posible,y los pronósticos últimamente suelen errar.