Construyen la Estación y proyectan un colegio con huerto en suelos con riesgo de contaminación química

El Ayuntamiento de Huelva, incluido el actual equipo de Gobierno, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y los estudios científicos existentes y conocidos desde hace casi una década aconsejan detectar, delimitar, inventariar y declarar los suelos contaminados presentes en el término municipal de Huelva. El Pleno municipal aprobó una moción en este sentido hace tres años.

Sin embargo, el Ayuntamiento, ni antes con el equipo que encabezaba Pedro Rodríguez (PP) ni ahora con Gabriel Cruz (PSOE) ha considerado oportuno hacer una declaración, aunque sea en un área localizada, de suelos contaminados en la ciudad de Huelva.

“No hay tiempo que perder” o “la seguridad y la salud de los onubenses es lo primero” han sido frases solemnemente pronunciadas en el salón de plenos dirigidas a los alcaldes del PSOE y del PP por los mismos concejales que antes estaban en la oposición, en el Gobierno local, o viceversa, y que ahora (caso de José Fiscal y José Juan Díaz Trillo) son o han sido hasta consejeros de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Pero los suelos contaminados o susceptibles de estar contaminados siguen ahí, en el mismo sitio, muy cerca del centro urbano, en la Avenida Francisco Montenegro y zonas adyacentes, junto a los fosfoyesos del Titán y el Tinto, frente a Isla Chica o Pérez Cubillas.

Se sabe desde que el equipo científico de la Universidad onubense (Nieto/Guillén/Lima) publicó hace unos siete años el Estudio de Cartografía Geoquímica (Gis-Geodas) para analizar diferencialmente los metales pesados presentes en los suelos de la ciudad de Huelva: arsénico, cadmio, cobre, plomo y zinc asociados a áreas industriales. La mayoría de estos contaminantes presentan cantidades superiores a las estipuladas en la normativa de la Comisión Europea.

Tanto la Junta de Andalucía, Consejería de Medio Ambiente, y el Ayuntamiento de Huelva tienen medios para conocer de sobra los problemas de salud que puede acarrear construir infraestructuras públicas, estaciones o colegios (con huerto para niños) por no citar viviendas sobre suelos contaminados sin tratar previamente.

La misma Consejería de Medio Ambiente anunció en su día que iba a requerir al Ayuntamiento de Huelva información sobre estos extremos, sin que se sepa en qué ha quedado ese interés y dónde ha ido a parar la información y el requerimiento documental. Medio Ambiente llegó a anunciar hace tres años (2015) que instaría al Ayuntamiento a actuar para descontaminar los suelos que citaba el estudio de la Universidad de Huelva.

Administrativamente, según los expertos consultados por esta Redacción, el Ayuntamiento de Huelva, si se aprecian indicios racionales de contaminación en un suelo en niveles peligrosos para la salud de las personas debe actuar antes de urbanizar, construir y edificar. Por lo tanto, de hecho así lo pidieron algunos partidos políticos (PP, IU…) el Ayuntamiento debe notificar a los posibles causantes y propietarios de los terrenos un acuerdo de iniciación de los procedimientos oportunos, solicitando la documentación pertinente que se exige legalmente, como los estudios de calidad del suelo, caracterización y análisis de riesgos, entre otros aspectos.

Los estudios científicos de la UHU publicados aportan más que indicios de contaminación en determinados suelos sujetos ahora a una frenética actividad constructora y de desarrollo inmobiliario. En un momento preelectoral donde las prisas son malas consejeras.

El primer caso es la nueva estación de ferrocarril promovida por el Administrador de Infraestructuras Ferroviaria (Adif), dependiente del Gobierno Central, que se ha construido junto a la barriada del Matadero, entre el Nuevo Colombino, el Club de Tenis y la zona del Ensanche. La infraestructura acaba de entrar en funcionamiento.

Pero ¿alguien advirtió a los constructores de los riesgos de contaminación de esos suelos antes de hacer la obra? El anterior concejal de Urbanismo, Francisco Moro, no lo recuerda y desvía la pregunta hacia la Gerencia Municipal de Urbanismo. El caso es que Adif tampoco aclara en una conversación con este medio a través de su gabinete de Comunicación si el Ayuntamiento de Huelva les advirtió oficialmente sobre la posibilidad de que esos suelos estuvieran contaminados, lo que obligaría a poner en marcha medidas de análisis de suelo y remediación si se confirma la presencia de contaminantes a través de la evaluación de impacto ambiental de la obra.

Y no será por falta de comunicación entre Ayuntamiento y Adif pues ambos forman parte de la comisión bilateral de seguimiento creada al efecto para abordar las obras de la nueva estación de trenes y los terrenos y parcelas adyacentes.

Precisamente en este órgano interadministrativo es donde el concejal del PSOE, Manuel Gómez, ha confirmado que el Ayuntamiento se atribuye la propiedad de reparcelación de todo el sector.

La segunda obra en importancia que está prevista en el Plan Parcial de la zona del Ensanche es un colegio. Y aquí sí que saltan las alarmas y cautelas. La zona elegida es susceptible de formar parte del conjunto de suelos contaminados que circundan la Avenida de Francisco Montenegro.

El principio de prudencia obliga a realizar las pruebas correspondientes sobre un suelo que será ocupado por niños y niñas de corta edad mucho más expuestos al contacto con contaminantes cancerígenos y perniciosos que advierte y clasifica el estudio de la Universidad de Huelva. El análisis del equipo de Nieto/Guillén hace especial hincapié en uno de sus capítulos en los daños para el organismo que causa el contacto con estos contaminantes y su ingesta accidental además de las afecciones por inhalación continuada.

De momento, el Ayuntamiento ha aprobado ya el proyecto de la parcela que ocupará el colegio del Ensanche. Un centro promovido por la Junta de Andalucía que contará con 675 plazas de Educación Infantil y Primaria.

En palabras del alcalde, Gabriel Cruz, la obra supone el desarrollo (inmobiliario) de un sector estratégico junto al Paseo de la Ría. El proyecto del colegio incluye, además de la infraestructura docente, un porche, zona de juegos, aparcamiento y un huerto escolar. Es decir, se prevé que los niños entren en contacto directo con la tierra para su manipulación hortícola.

A juicio de los expertos consultados, resulta más que necesario que se realicen las correspondientes pruebas o análisis sobre el suelo antes de comenzar las obras y si existe presencia de contaminantes proceder a la remediación inmediata del terreno.