viernes. 29.03.2024
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“Aún existe una gran distancia entre la Huelva ciudad y la costa con la Huelva del Andévalo y la Sierra”

La Asociación Paz y Bien lleva varias décadas de presencia en la comarca serrana. Gracias a su trabajo, la solidaridad y el humanismo se han abierto paso contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de las personas con capacidades diferentes. Rafael Pozo fue fundador de esta entidad
“Aún existe una gran distancia entre la Huelva ciudad y la costa con la Huelva del Andévalo y la Sierra”

La Asociación Paz y Bien lleva varias décadas de presencia en la comarca serrana. Gracias a su trabajo, la solidaridad y el humanismo se han abierto paso contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de las personas con capacidades diferentes. Rafael Pozo fue fundador de esta entidad y está muy vinculado a la comarca por sus experiencias vitales y sociales, convirtiéndose en un serrano de adopción que conoce bien la zona.

  • ¿Cuáles fueron las razones por las que Paz y Bien llegó a la Sierra?

 Es algo muy personal pues, como todos sabéis, soy un religioso capuchino que tuve la suerte de disfrutar de cuatro veranos en Galaroza durante mi periodo de estudios superiores en la casa que los Capuchinos heredaron de Doña María Teresa de Osborne. Y como el grupo de estudiantes que veraneaba dejó de ir a causa de la falta de vocaciones, se veía el peligro de que la casa se deteriorase y fuese vendida por cuatro duros. Esto coincide con el nacimiento de la Asociación Paz y Bien en 1979. Y desde ese mismo verano, dado que la casa no se estaba usando, nos autorizaron para que nosotros pudiéramos llevar allí a nuestros beneficiarios.

  • Desde el primer momento, la población de Galaroza se volcó con ustedes. ¿Se sienten en deuda con los cachoneros y los serranos en general?

 Sí. Nosotros tenemos que agradecerle mucho al pueblo de Galaroza. Desde la llegada de nuestros jóvenes fueron acogidos de una manera maravillosa. Conocían por su nombre a cada uno de nuestros residentes y compartían la mayoría de las actividades que se realizaban en el pueblo. Fue en el año 1999 cuando el Ayuntamiento de Galaroza nos concede el Pero de Oro. Esta distinción nos hizo plantearnos la necesidad de intervenir con la población con discapacidad de la comarca de la Sierra. Y desde ese momento, iniciamos un estudio del sector en la zona y, al mismo tiempo, gracias al apoyo económico del entonces Director General de Políticas Sociales, José Mora, comenzamos un taller ocupacional.

Gracias a la distinción del Premio Reina Sofía, en el año 1999, solicitamos a la Junta de Andalucía la posibilidad de poder construir un Centro Ocupacional y Unidad de Día. Tenemos que agradecer a dos personas que fueron clave para la ejecución de este proyecto: Isaías Pérez Saldaña, Consejero de Bienestar Social, y Aurelio Fernández, alcalde de Galaroza. A Isaías, porque fue muy valiente al destinar el presupuesto total que había en la provincia de Huelva para la construcción, 75 millones de pesetas. La decisión creó un revuelo muy grande entre las asociaciones de Huelva. Y a Aurelio, porque, gracias a sus decisiones, pudimos solventar la lenta e incomprensible burocracia que nos impedía iniciar las obras según las exigencias de la Junta de Andalucía.

  • ¿Qué ha aportado la Asociación a la comarca? ¿De cuál de sus iniciativas se siente más satisfecho?

Creo que la estructura social y económica que ha creado Paz y Bien en la comarca está a la vista de todos. El Centro ‘El Múrtigas’ está dando una respuesta a todas las personas con discapacidad necesitadas de una atención en centros especializados. Igualmente, el Centro de Menores ‘La Dehesa’ está dando respuesta a una problemática muy compleja que padece nuestra sociedad, como es el problema de menores inmigrantes. También, la Residencia para Adultos ‘El Chanza’ es el único recurso de este tipo existente en la comarca. Y como proyecto estrella, contamos con el Complejo Turístico ‘Sierra Luz’. Toda esta infraestructura ha supuesto la creación de 65 puestos de trabajo, ocupados por vecinos y vecinas de la Sierra.

Tenemos que agradecer la gran acogida y el apoyo institucional que hemos tenido desde el principio por parte de todos los alcaldes de la comarca, así como el Grupo de Desarrollo Rural y la Diputación de Huelva. Hemos podido trabajar muy unidos y pensando siempre en el bien de la comunidad. Nuestro lema sigue siendo trabajar desde, para y con la Comunidad.

  • Pensó alguna vez, allá por 1979, que llegarían a conseguir tantos logros para este colectivo?

 Los que hemos nacido en un hogar humilde y hemos confiado en nuestras posibilidades siempre hemos tenido muy presente el dicho de “más hace el que quiere que el que puede”. Antes de la experiencia de Paz y Bien tuve la grandísima suerte de poder trabajar cuatro años en Guatemala, en el llamado Corredor Seco, y conseguí rodearme de un gran equipo humano. Siempre he tenido como referencia a Jesús de Nazaret, el promotor de la empresa más grande que la historia ha conocido, que supo rodearse de personas fieles y totalmente comprometidas con su proyecto. Mi secreto se basa en creer en las personas y darles el acompañamiento necesario para que sean protagonistas en el puesto que desempeñan. Porque toda la estructura realizada en la Sierra de Huelva no tendría valor alguno si no contase con un equipo humano que ha facilitado y potenciado la infraestructura realizada en los primeros doce años del presente siglo.

  • En los años setenta, a estas personas se les calificaba como “subnormales profundos”. El cambio de denominación ha sido una ardua batalla a lo largo de las últimas décadas. ¿Qué término prefiere usted utilizar para dirigirse a ellos?

 Lo primero es reconocerlos como personas. Cuando un joven entra en Paz y Bien está entrando una persona, nos olvidamos de su discapacidad y trabajamos con su parte sana. Este debe ser el principio básico para conseguir la máxima integración de las personas con capacidades diferentes.

  • Usted ha sido testigo del cambio experimentado por la comarca serrana. ¿Cuáles son, a su entender, los problemas más acuciantes que todavía quedan por resolver?

Considero que aún existe una gran ‘distancia’ entre la Huelva Ciudad y la Huelva Costa con la Huelva de El Andévalo y la Sierra. La construcción del CentroEl Múrtigas’ nos sirvió para conocer las grandes barreras y monopolios que se deben superar a la hora de iniciar un proyecto social o empresarial, desde una autorización de enganche eléctrico o de agua a cualquier otro permiso necesario que te puede llevar al aburrimiento por tantísimas pegas incomprensibles.

No se puede permitir, por ejemplo, el monopolio existente con los materiales de construcción, pues un simple ladrillo no te puede costar cuatro pesetas más por comprarlo en Aracena o conseguirlo en Las Pajanosas. Y esto que sirva como botón de muestra de que hay que tener mucho espíritu empresarial y de servicio a la comunidad para soportar tantísimas barreras, fruto de los monopolios locales.

  • Además de esta labor en la comarca, Paz y Bien ha aportado mucho en otros aspectos e incluso se ha convertido en una ONGD con labor humanitaria en Guatemala. ¿Cómo se ha producido esta evolución?

La intervención de Paz y Bien en la provincia de Huelva ha tenido un efecto muy positivo ante los organismos provinciales. Tenemos que reconocer que la Diputación de Huelva, desde los inicios de Paz y Bien Guatemala, y gracias al trabajo conjunto realizado en muchísimas intervenciones sociales, nos ha apoyado anualmente algunos de los proyectos que estamos realizando en Guatemala, lo cual agradecemos de corazón.