jueves. 28.03.2024
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Los barberos fueron uno de los gremios más influyentes en la Sierra de Aracena

El precio de los afeitados era en 1931 de 30 céntimos, los pelados 35 céntimos, o el afeitado con arreglo de cuello, valorado en 40 céntimos, entre otros servicios.
Los barberos fueron uno de los gremios más influyentes en la Sierra de Aracena

Una nueva investigación de Santiago González Flores revela la importancia de algunos trabajos que fueron determinantes en épocas pasadas. El gremio de los barberos fue uno de los más influyentes en la comarca de la sierra onubense en las primeras décadas del siglo XX. A tenor de las referencias documentales que nos han llegado, sus locales de trabajo fueron, según este investigador, “islas donde se ‘cocieron’ pugnas políticas y conspiraciones, los ‘bravucones de Aracena’, como se le cantaba en algunas de las romanzas políticas de la Sierra en época de la Restauración”.

Por pequeña que fuese la villa o la aldea, todos los núcleos de población contaban entre sus vecinos con algún barbero, que desempeñaba en ocasiones tareas de pregonero e incluso otras. En general, se trataba de oficios que eran heredados de padres a hijos.

En la década de los años 20 del siglo XX la Sociedad de Oficios Varios, vinculada a la Unión General de Trabajadores, era la que unificó a todos estos oficios que, sin estar organizados de antiguo, sí tenían un peso específico en la sociedad.

Es significativo el número de barberos en Aracena desde el último cuarto del siglo XIX, unos 6 en 1877, hasta un total de 11 en 1931. Este último año eran barberos de Aracena Manuel Nicolás García, José Nogales Pérez, Antonio Núñez Arriano, Eugenio Fontón, José Plaza, Manuel Durán, Manuel Sousa, Jesús García, José V. Sousa, Vicente Nogales y Celedonio Fernández.

El 11 de mayo de 1931 se lleva a cabo en Aracena uno de los primeros convenios en el que se estipulan una serie de acuerdos y consignas, con una duración de diez años, por la que se obligaban a regirse los barberos. Estas disposiciones fueron posteriormente extrapoladas a otras localidades como Aroche, Cortegana o Zufre. Entre otros acuerdos se estipulaban los horarios y festivos, el precio de los afeitados de 30 céntimos, los pelados 35 céntimos, o el afeitado con arreglo de cuello, valorado en 40 céntimos, entre otros servicios.

Entre todos los acuerdos reflejados en los documentos que ha rescatado González Flores, sobresale el que reflejaba expresamente que "...ninguno de los agremiados podrá servir a ningún cliente que perteneciere antes a otro establecimiento adeudándole servicios y en caso de hacerlo se obligará el maestro a abonar lo que el cliente deba...".

Se aporta un sello de la Sociedad de Oficios Varios de Aracena, que estaba unida a la Unión General de Trabajadores de España, mientras que otro fragmento documental recoge las condiciones de aquel convenio colectivo.

Con estas aportaciones documentales se profundiza aún más en el pasado de viejos oficios que se han ido perdiendo con el tiempo.