martes. 16.04.2024
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10 años sin Mari Luz. De El Torrejón al cielo

Juan José Cortés asegura que nunca han llegado a superar esa pérdida: "Tenemos un corazón, pero no nos bombea sangre"
10 años sin Mari Luz. De El Torrejón al cielo

Mari Luz Cortés tendría hoy 15 años, aún estaría despertando a la vida, aún tendría millones de momentos por delante y una infinidad de sensaciones por vivir. Sin embargo, a ella y a su familia le han arrebatado ya una década de ese tiempo. Tal día como hoy, dos lustros atrás, la pequeña Mari Luz salía en un día frío y lluvioso a la calle, iría a un kiosko cercano para comprar chucherías y no volvería jamás con su familia. Tenía 5 años y una sonrisa prodigiosa. Hoy Huelva la mantiene viva en el recuerdo como uno de los casos más atroces pero también que ha unido más a la ciudadanía en torno a un objetivo común. El nombre de Mari Luz es tan onubense como la Cinta, Las Colombinas o el Recre, es parte de una memoria colectiva imborrable, un último regalo de un ángel que se marchó demasiado pronto.

En la Plaza Rosa de El Torrejón nada recuerda la tragedia o la lucha de Juan José Cortés, su padre. Pero él aún atesora millones de recuerdos de ella, palpitantes y vivaces como un corazón indómito. Con la pétrea losa de la muerte de una hija a sus espaldas, volvía de nuevo a sentarse delante de un micrófono, fue en un programa especial de la Cadena SER en la que diariodehuelva.es participó recordando las vivencias de sus periodistas y las vicisitudes del caso.

Un padre con memoria

"Seguimos con el mismo dolor y la misma pena del primer día, eso nunca se olvida, es un bucle que se repite y te levantas cada día con la misma pena del día anterior, afirma Juan José Cortés".

El primer recuerdo que le viene de aquel día es la llamada de Irene, su mujer, él estaba entrenando al Pinzón aquel día y recuerda por el tono de voz y la angustia de su esposa que "algo grave había pasado, no sabía hasta que punto". Fueron momentos terribles en los que Juan José supo mantener la entereza: "tienes que mantenerte en pie y ayudar a tu familia y a tus hijos, tienes que ser que aguantar el peso de lo que ha caído y no he tenido el momento de desahogarme, solo cuando voy al cementerio".

"Ha sido tan grande la pérdida que nunca lo superaremos. Mari Luz ha sido lo más esencial que ha venido a nuestra vida, tenía algo especial, ella nació sin esperarlo, Irene estaba en un proceso de planificación familiar, pero nos dio muchísima alegría, yo le doy gracias a Dios porque ese ángel nos lo ha prestado Dios 5 años".

Sobre el error judicial del juez Rafael Tirado que dejó al pederasta en la calle y propició el asesinato de la pequeña, Juan José Cortés recuerda que para él "fue un shock, porque yo creía en la justicia y siempre he luchado por mejorar las cosas, en ese momento empecé a dejar de creer en el sistema pero ese fue también el motor para coger fuerzas y seguir luchando por cambiarlo, pero me prometí que esto no va a volver a pasar y eso me mantuvo en pie".

La respuesta de la gente fue "como tener una gran familia, toda la gente del barrio lloraba pero se daba la vuelta, se limpiaban las lágrimas y me daban ánimo, pero yo también notaba que les dolía fue muy grande el apoyo".

Hoy día Juan José Cortés está muy agradecido tanto al cuerpo de bomberos de Huelva, como al fiscal del caso, Alfredo flores, como a la policía nacional por su trabajo. Aun así la justicia es algo que no ha probado completamente: "Cuando a uno le quitan a su hija para siempre y eso es algo que nos ha mutilado, nunca se hace justicia, la única justicia vendrá de parte de Dios y eso vendrá más adelante, pero justicia no ha habido porque nunca seremos los mismos, no hemos podido pasar unas navidades buenas, tenemos un corazón pero no nos bombea sangre".

Juan José Cortés, Santiago del Valle, Alfredo Flores, Rafael Tirado... son nombres que aún permanecen en la retina de muchos, ninguno devolverá a Mari Luz, pero entre todos escribieron las páginas de una crónica negra que conmocionó a todo un pueblo y que además sirvió para hacer cambios legislativos importantes como la Prisión Permanente Revisable o la listas de pederastas para impedir que accedan a puestos de trabajo relacionados con menores. El caso Mari Luz, no fue en vano, aunque eso no sea un consuelo para su familia.

El autor de la muerte de la niña fue detenido el 25 de marzo de 2008 en una parada de autobuses de Cuenca, provincia en la que se trasladó, concretamente a la localidad de Pajaroncillo, y declaró a los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía que abordó a la niña por la calle, que le acompañó por voluntad propia hasta su casa y cuando subían las escaleras, la menor cayó accidentalmente y murió.

Según su relato, a continuación la condujo a la ría de Huelva sin determinar cómo y la arrojó al agua en un punto que tampoco precisó. En esa misma fecha también fue detenida su hermana Rosa, la cual ya está en libertad tras salir de la cárcel de Alcolea (Córdoba) en septiembre de 2012 al pasar a tercer grado después de cumplir la mitad de la condena.

Santiago del Valle y su hermana Rosa, fueron condenados en 2011 a la pena de 19 años de cárcel por un delito de asesinato y a la de tres años por un delito de abuso sexual, el primero, mientras que su hermana lo fue a nueve años como cómplice de asesinato.

Error judicial

Cabe recordar que Santiago del Valle estaba en libertad en los días en los que falleció Mari Luz por un error judicial, ya que teniendo una causa pendiente con la justicia, por cometer delitos relacionados con menores, su pena no fue ejecutada, lo que hizo que el juez sevillano Rafael Tirado, que dictó la misma, fuera sancionado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con una multa de 1.500 euros al no ejecutar la sentencia, abriendo este hecho otro debate sobre la situación judicial en España.

De hecho, cuando sucedió todo, los padres y familiares de Mari Luz mantuvieron reuniones con el que era presidente del Gobierno central en 2008, José Luis Rodríguez Zapatero, y con otros políticos para endurecer las leyes relacionadas con la pederastia, pidiendo para Tirado la retirada de la carrera judicial, calificando el caso como "una vergüenza nacional".

Bajo el lema 'Por una justicia justa', la familia se movilizó por toda la geografía española recogiendo firmas, que entregaron a Zapatero para crear un debate nacional y que se estudiara el caso en el Congreso con el objetivo de que no se repitiera. A su vez, este suceso fue llevado a la pequeña pantalla bajo el título 'Días sin luz'.

El juicio

El juicio comenzó el 16 de febrero de 2011 en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Huelva y con Alfredo Flores como fiscal del caso, conociéndose un mes después la sentencia condenatoria a ambos hermanos por la muerte de la pequeña, que fue confirmada por el Supremo en noviembre de ese mismo año.

En el fallo, el tribunal destacó que Santiago del Valle padecía una parafilia del tipo pedofilia con impulsos sexuales intensos y recurrentes, con fantasías o comportamientos sexuales con niñas prepuberes, no sufriendo alteración de sus capacidades intelectivas,

cognitivas ni volitivas y siendo capaz de comprender la ilicitud de sus acciones y de actuar conforme a dicha comprensión.

Respecto a las pruebas, este tribunal consideró probado que una vez que Mari Luz volvió de comprar chucherías, Santiago, asomado a la ventana, llamó su atención tirándole un osito de peluche, y ésta entró en el portal, momento en el que éste, para evitar que huyera, la agarró por la muñeca, la pequeña se golpeó y se quedó inconsciente.

Tras ello, avisó a su hermana contándole lo sucedido y ésta lo llevó en su vehículo, tras introducir el carrito en el maletero, hasta la zona de las Marismas próxima el Estero del Rincón, donde la arrojó al agua cuando aún estaba viva, produciéndose la muerte de la menor por asfixia por sumersión. 54 días después su cuerpo fue avistado por dos operarios flotando en la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel.