viernes. 29.03.2024
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Opinión

El fútbol se ha vuelto loco

El fútbol se ha vuelto loco

Definitivamente nos hemos vuelto locos. Estos días asistimos con estupor al culebrón que cada verano nos brinda el mercado de fichajes de los dos grandes transatlánticos del fútbol español. El tiempo dedicado a los deportes en los informativos es casi un monográfico en el que se afanan por contar cada día el último detalle del posible fichaje de MBappé por el club blanco o la salida de Neymar de la entidad azulgrana. Hasta ahí, y aunque me mosquea bastante que solo se hable de estos dos equipos y que apenas se le dediquen las escurrajas del tiempo de deportes a otros clubes y disciplinas deportivas, todo normal. Lo que no es normal es lo de las cifras. Se habla de 180 millones de euros por un chico de 18 años y de la salida del brasileño del Barça por más de 200. Y no hablemos ya de las comisiones que se embolsarán los agentes o, como en el caso de Neymar, su padre, empeñado en ser en los despachos una estrella tan rutilante como su díscolo vástago en el terreno de juego.

Los famosos derechos de televisión han roto la baraja. La Premier League inglesa encarna el modelo más equitativo a la hora de llevar a cabo el reparto de las suculentas cantidades que generan estos derechos. Cualquier equipo, y no solo de la Premier, sino también de la First Division (la Segunda División inglesa) cuenta con importantísimos presupuestos para fichajes con los que es muy difícil competir. Cualquier jugador de medio pelo no cuesta ya menos de 25 o 30 ‘kilos’ y equipos como el Manchester City de Guardiola se han gastado más de 300 millones de euros en fichajes.

Cifras mareantes a las que, creo que por desgracia, nos estamos acostumbrando con una facilidad pasmosa y ya hasta nos parecen minucias los 91 millones que pagó en su día el Real Madrid por Bale. Hace poco he llegado a escuchar en un programa de radio que ahora mismo, fichar a un delantero de los denominados ‘Top’ (ya podíamos emplear algún término más apropiado en español) no cuesta menos de 70 y 80 millones y que es hasta barato.

No tiraré del tópico de “y mientras la gente en el paro o pasando hambre”, aunque es una salida fácil y una frase que dan ganas de soltar. Pero sí creo que es una locura que el fútbol se haya desmadrado con las cifras de esta manera y que nosotros, los aficionados de a pie, empecemos a ver normales estas transacciones que, al final, casi nos entretienen más durante todo el verano con los vaivenes de la negociación que con lo que luego algunos de los jugadores son capaces de ofrecer en el campo.