viernes. 19.04.2024
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Juan José Sayago. Cuando Platero miró con asombro a Teresino

Juan José Sayago. Cuando Platero miró con asombro a Teresino

Juan José Sayago es hijo de los sesenta. Representa a una generación que se abre de las tinieblas grises del franquismo con una apuesta hacia la luz generacional diferente y diferenciada. Es hijo del pueblo, de la naturaleza y de sus cosas. Es hijo de sus raíces y amante de todas y cada una de ellas. Es hijo del esfuerzo, del trabajo y del estudio y un continuo aprendiz de ellos. Es hijos de unos valores morales, sociales y personales muy fuertes y arraigados y es padre de estos para con sus alumnos y sus hijos. Entrevistar a Juan José Sayago me ha supuesto una ideal ocasión para echar la vista atrás y recordar la esencia humana en la más puro de su concepción, Para excavar en mis recuerdos imágenes y modus vivendi que la prisa del calendario me las tenía olvidadas. Me ha servido, en definitiva, para hablar con el hombre, con la persona en contínuo aprendizaje a pesar del gran bagaje cultural e intelectual que atesora, pero del que nunca se siente satisfecho. En cierta medida, Juan José Sayago es un eterno Inconformista.

Juan José nace en el florido mes de mayo de esa década nueva para una España emergente, en la localidad de San Juan del Puerto, aunque a los dos años se marcha a vivir, por el trabajo paterno, a la capital y, concretamente, a la ya entonces populosa barriada de La Isla Chica. Es un niño muy tranquilo y casero que, a pesar de su edad, está deseando aprender a leer y escribir para poder introducirse en el mágico mundo de las letras impresas. Lleva a gala de ser un amante de su primer autor leído, Juán Ramón Jiménez y de su obra completa, aunque fuera “Platero y yo” su libro de cabecera. Y hoy, en la cincuentena avanzada de su vida, lo sigue siendo y lo conoce también que nada de él le es ignorado. Y ya a los seis, siete y ocho años, se atreve con obras teatrales o novelas sociales de Vicente Blasco Ibáñez, o “La Venganza de Don Mendo”, de Muñoz de Seca. Ello no obvia para que, como cualquier niño, jugara en la plazoleta cercana a su casa a la pelota, a los toros o a las procesiones de Semana Santa a los largos de la plaza de La Nava, en su barriada de Yáñez Pinzón. Sin embargo, su infancia, en cuanto evocación de la memoria, está alumbrada a las vacaciones en Carrión de Los Céspedes, donde el marido de su tía ejercía de Ferroviario. Carrión era , y sigue siendo, un pueblo hacia la nada. Donde el campo continuaba siendo campo y el pueblo era un conjunto de casas blancas mal alineadas que se regía por el silbato del Factor y el pasar renqueante de los trenes de viajeros y mercancias de Huelva y Sevilla. Pero era un pueblo en plena naturaleza, alejado del urbanismo y de la intoxicación de todo tipo urbano. Y eso para un espíritu como el de Juan José, marca un antes y un después.

Pasa por el Colegio Tartessos y posteriormente al Madre de Dios donde realiza sus estudios de bachiller y se decanta por la FP1, en la rama de Oficial Industrial y Delineación . A los 17 años ya tiene en su poder el título y el “si” de una novia, Rocío, que le espera con impaciencia en su pueblo natal de San Juan del Puerto. Tras un año preparando oposiciones se marcha a San Fernando al Servicio Militar. Aquella época, él es una persona siempre práctica y positiva, la recuerda como un periodo de mucha y rápida maduración, donde hizo muchos amigos y aprendió mucho. Le sirvió, por ejemplo, a marcarse metas cada vez más altas. Incluso, a pesar de estar destinado a la Oficina Técnica, fue donde realizó su primer y único trabajo como Delineante.

A volver a Huelva se matricula automáticamente en COU, a pesar de la oposición paterna pero con el respaldo de Rocío. Lo aprueba junto con la Selectividad y se matricula en Magisterio. Sayago comienza Magisterio con 23 años y toda una juventud hecha y formada en contraposición con la juventud del resto de sus compañeros. Y se marca una meta. Tenía que conseguir el Acceso Directo a la Función Pública. Para ello tenía que conseguir tres objetivos: aprobar todo en junio, conseguir más de un ocho de media contando las Prácticas y estar dentro del 10% de los mejores.Y lo consiguió, pero con lo que no contaba Juan José era que toda la normativa al respecto, la Ley Villar Palasí, sería derogada y todo su esfuerzo caería en una especie de vacío legal sin retorno. Pero ahí surge la figura del hombre hecho y del defensor de los derechos individuales y profesionales. Crea un colectivo de afectados, llegan incluso a interponer un Procedimiento Contencioso-Administrativo contra el Estado y subsidiariamente, contra la Junta de Andalucía. El resultado final de esta litis es la no salida legal y poner el parche moral creando de forma temporal la figura del funcionario interino.

En el año 88 se casa con su novia de toda la vida de San Juan del Puerto, Rocío, y tienen dos hijos. Siempre animado por su mujer, comienza la década de los noventa matriculándose ,en Sevilla, en Filosofía. Aprovecha la convalidación de algunas asignaturas y cuatro años después es Licenciado. Entra en el emblemático Instituto de La Rábida donde imparte las clases de Lengua y Literatura. La afición de Sayago por la lectura va en paralelo a sus ganas por escribir. Aún recuerda sus primeras notas en los cuadernos azules de dos rayas y el premio de Navidad que gana a los trece años. Después, Cuentos, artículos en Prensa y colaboraciones con la Revista Cultural de San Juan de El Puerto. Ensayos y Aforismos. Poemas e incluso se atrevió con lo teatral. Le gustaría tener el tiempo suficiente para adentrarse en la novela, pero ahora se conforma con seguir cultivando sus cuentos y relatos breves.

La figura de Teresino, el protagonista de su obra, fue originariamente , o nació, como una actividad escolar en 1.996. “Comencé con dictados, dice, de manera improvisada y me percaté que a los niños les iba gustando. Se estaban enganchando a escribir, a leer y analizar lo uno y lo otro. Así sin solución de continuidad y los alumnos se lo iban pidiendo. La vida de Teresino fue adquiriendo vida propia. Por su estructura mediática y didáctica los capítulos tenían que ser corto . Cachito a cachito”. ¿ De qué me sonará a mi eso?

La historia de Teresino se describe en lo que podemos denominar “realismo mágico”. Sin embargo, su primera idea fue hacerle un taller de lectura. Pero tras la ardua labor de recopilación de los dictados entre los alumnos cree como más conveniente darle forma de Cuento. Y es un cuento, donde a través de Teresino, burro viejo de color azabache, que al hacerse viejo el amo le abre la puerta para que vaya y escape de la muerte segura, es una sucesión de relatos donde priman los valores. Valores sociales y humanos tan faltos en las sociedades de hoy. Teresino es un burro viejo que descubre la vida cuando ésta se le va acabando y la dedica para poner su ancianidad sabia a disposición de sus compañeros. En todos sus capítulos hay una realidad vital. Moral, ética, el debo o no, el me gusta o no, lo bueno o lo malo. La eterna pregunta de ¿qué debo hacer?. Y todos ellos con claras referencias filosóficas con autores como Kant a Sénecas. ” He pretendido, afirma, darle a mi cuento mucha dosis cultural…que sirva tanto para el niño cuanto para el padre.

Él, Sayago, como amante de la obra de Jiménez, encuentra en Teresino un eco de Platero. Porque todo tiene historia y ésta, la historia de Teresino, nace ante una costumbre habitual en las calles y plazas de nuestros pueblos, por aquellos entonces. Juan José recuerda cuando los circos se asentaban en su plazoleta y los sonidos de los disparos que él escuchaba y que su padre, al ser preguntado, no daba con la respuesta adecuada. Y fue la observación, tan propia por otra parte, del escritor, la que le hizo perseguir la realidad. Todas las tardes bajaban por las marismas y cabezos cercanos reatas de burros con destinos al circo. Los tiros los mataba. Las fauces de leones y tigres los devoraban…Y Teresino aparece como su salvador.

Estamos en definitiva ante una bella obra de enjundia cultural de la mano de una persona que posee el carácter intelectual suficiente como para hacer de ella un libro de obligado tratamiento académico y de placer de lectura. Y este martes, a las 7,30 horas de la tarde, podemos ver su presentación a cargo de Ana María Gutiérrez Toscano, en la Biblioteca del IES. La Rábida. Enhorabuena, Juan José Sayago Robles.

” Teresino era un burrito de color de azabache, paticorto y algo panzón…”