viernes. 19.04.2024
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Una granja de caracoles para vencer al paro

Nieves Gómez ha montado una pequeña granja en la que cría 300 kilos de caracoles para hacer frente al desempleo. Quiere aprender de los fallos antes de ampliarla
Una granja de caracoles para vencer al paro

Nieves Gómez, casada y con dos hijos, tuvo que dejar su empleo en un centro logístico porque la trasladaban a Dos Hermanas. Al quedarse en paro empezó a pensar qué negocio podía montar que le dejase tiempo para hacer otras cosas. Indagó, se informó y decidió montar una granja de caracoles.

Pero antes quiso formarse. Se apuntó a un curso básico que imparte el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa) de Hinojosa del Duque (Córdoba), que lleva tiempo trabajando con los caracoles. Nieves pidió entonces el código de explotación, realizó después el curso de perfeccionamiento y montó finalmente su granja en 2015 en unos terrenos de sus padres en Cartaya.

Gómez ha comenzado con una granja pequeña, de 700 metros cuadrados y con invernaderos en arco bajo los cuales crecen los caracoles en cuatro parques protegidos con mayas antifuga. En dos de estos parques los caracoles se refugian en lo que se llama placas sándwich; y en los otros dos se han hecho banderas: una tela por la que suben los animales hasta alcanzar un comedero. Para reducir costes, Nieves ha hecho comederos con trozos de persianas, que limpia una vez a la semana o cada quince días "porque la limpieza aquí es muy importante".

Un sistema de riego que se activa por ordenador a las 5 de la mañana y a las 20.30 mantiene las condiciones óptimas de humedad que precisan los animales. La granja dispone también de una plantación de hierbas para alimentar a los caracoles: principalmente tréboles, alcachofas y acelgas. La dieta se completa con pienso a base de trigo, maíz, avena y calcio, imprescindible para endurecer su concha y el punzón que utilizan para reproducirse estos animales hermafroditas. Estos moluscos tardan entre 7 y 8 meses desde que nacen hasta que están listos para su venta.

Nieves Gómez cría caracoles de la especie helix Aspersa Muller porque tienen una buena demanda y el precio es bastante más alto. Entre 7 y 8 euros el kilo frente a los dos euros que cuesta el kilo de cabrillas. Esta especie es muy demandada en Valencia, Aragón, Barcelona o Francia y está comenzando a consumirse en Andalucía. Para venderlos, Nieves se ha asociado a una cooperativa cordobesa, que los distribuye cocinados en salsa o en salmuera, aunque también los vende al por menor a través de su correo electrónico ([email protected]).

Gómez quiere ampliar su negocio, aunque antes quiere aprender más, dedicar otro año más para "ver los fallos", asegura. De momento, los 300 kilos de caracoles que cría en los 700 metros de su granja suponen una ayuda a su economía familiar, pero calcula que necesitaría 3.000 metros para sacar un sueldo de 1.000 euros mensuales. La ventaja es que, una vez montada la granja, sólo necesita dedicarle una hora al día y puede compaginarlo con otros trabajos (ejerce eventualmente como guía turística en Cartaya).

Gómez está segura de la viabilidad del proyecto porque "hay más demanda que oferta". En Cartaya se está montando otra granja y hay también en Gibraleón, Moguer, San Juan del Puerto, Bonares... aunque esta granjera se queja de que no todas tienen el número de explotación ganadera y de que "en vez de ser un sector abierto, son muy reacios a compartir información". También denuncia los caracoles de contrabando que están llegando desde Marruecos sin ningún tipo de control sanitario.

Esta granjera dice "estar muy contenta y satisfecha" con su proyecto, que planea abrir con visitas guiadas y gratuitas. Eso sí, a quién se anime a montar un negocio como éste, le recomienda que antes se forme en los cursos que imparte el Ifapa de Hinojosa del Duque.