Jóvenes alemanes, en plena vida campestre en Santa Olalla
El grupo, procedente de la Baja Sajonia, ha participado en una actividad en la Dehesa de San Francisco organizada por la Fundación Monte Mediterráneo
La Fundación Monte Mediterráneo ha realizado una nueva actividad, dentro de su amplio programa de formación y divulgación de la Naturaleza y la forma de gestionar los campos serranos. Desde su finca ‘Dehesa de San Francisco’, ubicada en Santa Olalla del Cala, ha recibido nuevos visitantes que ha participado en una actividad formativa.
Un grupo de 15 jóvenes alemanes, concretamente procedentes de la Baja Sajonia, ha practicado tareas agrícolas y ganaderas en la finca de la fundación, conociendo el paisaje y las tradiciones que han mantenido nuestras dehesas durante siglos.
El socio colaborador en esta iniciativa ha sido la Cámara Agraria de aquella región alemana, que se incorpora así a una larga lista de instituciones presentes en los proyectos de esta fundación.
Los jóvenes han permanecido en Santa Olalla del Cala durante 4 semanas, durante las cuales han aprendido a contar cochinos, hacer muros de mampostería, arreglar caminos, cuidar encinas y alcornoques y, en general, todos los trabajos que se dan en una dehesa.
Además, han recogido diversas experiencias sobre la vida en la comarca, en áreas como el trabajo, la gastronomía y la diversión.
La Fundación Monte Mediterráneo es una de las instituciones más reconocidas y con mayor prestigio en la comarca de la Sierra. Lleva más de veinte años de actividad, con una indudable misión de procurar un desarrollo sostenible y ecológico en la dehesa. La ‘Dehesa San Francisco’ está dando numerosos resultados positivos, siendo una explotación ecológica desde el año 1996, certificada FSC y ‘Reserva Ecológica’.
En la entrada, los visitantes son recibidos por la Encina de la Dehesa San Francisco, que está declarada como Monumento Natural por la Junta de Andalucía. Tras sus dos primeras décadas de existencia, la Fundación Monte Mediterráneo continúa firme su camino para demostrar que se puede explotar la dehesa de forma racional, rentable y sostenible, recuperando así la cultura de nuestros campos y de nuestros ancestros.
