jueves. 25.04.2024
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La cabina biblioteca que costó un Mercedes

Forma parte de un movimiento internacional de 'liberación' de libros, el bookcrossing, y tiene una curiosa historia detrás
La cabina biblioteca que costó un Mercedes

Huelva tiene la que quizás sea la única cabina biblioteca de la provincia, siguiendo la estela de una moda que se inició en Alemania para dar utilidad a las cabinas telefónicas en desuso y que ha continuado por el Reino Unido y Estados Unidos. La de la capital onubense está en la Cafetería La Casa del Guarda, a la entrada del Barrio Obrero, y tiene detrás una curiosa historia.

El haberse convertido en cabina biblioteca es fruto del empeño de la dueña de la cafetería, Valeria Gallo Mazzuchino, una farmacéutica argentina con ascendientes italianos que llegó a España para hacer el doctorado en chacinas en León, se enamoró de un onubense y acabó doctorándose en vinos. Tras ello, decidió poner una cafetería y le encantó la Casa del Guarda, que custodia la entrada del barrio que construyeron los ingleses de la Rio Tinto Company hace ahora cien años. La compró sin pensarlo y pese a las advertencias de la antigua dueña del mucho papeleo que le acarrearía montar una cafetería en una zona declarada Bien de Interés Cultural (BIC). "Yo primero la compro y después la peleo", fue la cabinarespuesta de esta decidida argentina.

Hecha la compra, quedaba decorar el espacio, así que Valeria se fue a ver los objetos de una cafetería que acababan de cerrar en Ayamonte. Y allí estaba. Una cabina telefónica inglesa auténtica. Se quedó prendada al instante. Como no tenía dinero, decidió cambiarla por lo único de valor que poseía: su Mercedes. Se quedó sin coche, pero logró su ansiada cabina. No obstante, la cosa no quedó ahí. Aún habría de luchar para lograr colocarla en el bar.

Y es que el Ayuntamiento le denegó el permiso para ponerla en la puerta del establecimiento. "Me dijeron que qué pintaba una cabina inglesa en Huelva". Y eso que era el barrio inglés. Valeria Gallo no estaba dispuesta a dejarse vencer a la primera negativa, le había costado mucho tener su cabina como para eso -un Mercedes nada menos-. Así que comenzó a darle vueltas y encontró la solución: la convirtió en biblioteca para lograr que se la autorizase Turismo. Con ello mataba dos pájaros de un tiro: contribuía a la cultura y lograba al fin exhibir su cara adquisición.

Asegura que el camino no ha sido fácil. Montar la cafetería con cabina incluida le ha costado "un año sin poder dormir" por el mucho papeleo y la burocracia exasperante. Pero los sinsabores quedaron atrás. La cabina biblioteca lleva ya funcionando tres años y medio, mostrando sus libros, limpia y ordenada. Se nutre con donaciones y con los libros de la librería de enfrente, que le vende paquetes enteros a bajo precio.

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La biblioteca más pequeña de Huelva forma parte de un movimiento internacional de intercambio de libros llamado bookcrossing. Cualquiera puede coger un ejemplar, leerlo y 'liberarlo' en otro lugar: un parque, un bar... El proceso es sencillo y sigue las 'tres erres': read (lee), register (regístralo) en la página bookcrossing.com, que da al libro un número de identificación que permite seguir sus pasos, y release (libéralo) para que otra persona se beneficie de él. La página ofrece críticas, reseñas y puntuaciones sobre libros porque los usuarios suelen hacer un comentario de sus lecturas, además de los distintos lugares en los que puede encontrarse un libro determinado. La Universidad de Huelva dispone también de este método, así como un bar en Cartaya.

Valeria Gallo se muestra satisfecha de haber implantado este sistema que mucha gente aún no conoce. Asegura que los niños son los que más los usan: "Se llevan y me traen libros y cada día tengo más". "Me gustaría -dice ser el referente en la entrega y liberación de libros". Lo que empezó como un capricho decorativo se ha convertido en una iniciativa cultural en Huelva.