viernes. 29.03.2024
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Las donaciones de órganos en Huelva son la mitad de la media andaluza

Hay 22 donantes por millón de habitantes frente a los 46 por millón registrados en Andalucía. Desde la Coordinación de Trasplantes se insiste en la importancia de la donación para salvar vidas
Las donaciones de órganos en Huelva son la mitad de la media andaluza

La provincia de Huelva ha vuelto a repetir en 2016 el número de donaciones de órganos realizadas el año anterior. En ambos casos se han producido once donaciones, si bien en el último año se han beneficiado menos pacientes que el anterior -23 pacientes frente a los 33 de 2015-. Las donaciones de este último año han posibilitando 9 trasplantes renales, 9 de hígado, 1 de corazón, 1 de páncreas y 2 de pulmón, además de un trasplante de riñón procedente de un donante vivo. A estos trasplantes de órganos hay que sumar también las donaciones onubenses de distintos tejidos para implantes posteriores como son 26 córneas y más de un centenar de injertos, tanto de tejido óseo, como vascular y valvular.

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Aunque desde la Coordinación de Trasplantes de los hospitales de la provincia la valoración del año es positiva y han agradecido a los donantes y familiares este acto de generosidad, el coordinador de trasplantes del Infanta Elena, Ignacio Ortiz, insiste en la necesidad de concienciar a la población onubense sobre la importancia de la donación de órganos, ya que Huelva está por debajo de la media andaluza en donaciones, situándose en 22 donantes por millón de habitantes frente a los 46 por millón registrada en Andalucía. No obtante, Ortiz se muestra prudente con la cifra y asegura que la estadística hay que mirarla siempre con distancia, porque en cuanto se produce un donante más, el porcentaje se dispara.

Aún así, sostiene que "siempre que haya pacientes que mueran esperando órganos mientras enterramos e incineramos la mayoría de ellos, las donaciones siempre nos parecen pocas". Por eso insta a la ciudadanía a que "se plantee el tema y que lo hable en familia porque ayuda a tomar decisiones". Porque Ortiz cree que hay mucho miedo a hablar de la muerte, pero es importante plantearse que después de morir todavía es posible hacer algo tan extraordinario como salvar una vida, "ser donante es tan simple como dejarlo dicho a la familia. En el momento en el que se comunica esa voluntad, ya se es donante", subraya, "por eso invitamos a todos a que donen porque no sabemos si nos va a tocar dar o recibir en algún momento de nuestra vida".

Este coordinador de trasplantes también recuerda que, contra la creencia popular, no hay límite de edad para ser donante de órganos: "El récord de edad que tenemos está en los 91 años; es probable que no todos los órganos de donantes tan mayores sean válidos, pero sí salvan vidas".

El proceso desde que una persona fallece hasta que sus órganos llegan al cuerpo de un receptor es complejo y se hace contrarreloj. Según explica Ortiz, hasta 100 personas pueden intervenir desde el momento en el que se produce una muerte cerebral, que desde hace un año también puede ser un fallecimiento por fallo cardíaco, hasta que se realiza el implante. Una vez que la familia da su consentimiento, se realizan estudios a los órganos, pruebas especiales para comprobar la muerte encefálica que requieren la firma de tres médicos, después se traslada el órgano al hospital para ser trasplantado. Y todo en 12 a 24 horas.

En Huelva se implantan córneas, médula ósea y tejido óseo, "que es de lo más trasplantado, por cada corazón se realizan decenas de trasplantes óseos a personas que padezcan tumor de huesos o precisen prótesis o fragmentos óseos", subraya Ignacio Ortiz, quien señala el auge de las donaciones en vida de riñón, un segmento de hígado o médula ósea, que se realizan "con resultados fantásticos".

José Antonio Garrido sigue esperando su médula

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Y en la importancia de donar médula insiste también Eugenia Casado, la madre de José Antonio Garrido, el niño de Gibraleón enfermo de leucemia que sigue esperando un donante compatible. Su caso ha despertado la solidaridad de muchos onubenses y ha llevado a aumentar considerablemente el número de donantes de médula. "Pido que donen -señala Casado- no solo por mi hijo, sino porque hay muchas personas que lo necesitan. Yo soy donante y me encantaría poder salvar una vida". Sobre todo teniendo en cuenta que la donación de médula no duele ni tiene ningún efecto en el donante. José Antonio ha terminado ahora una de sus sesiones de quimioterapia y deberá permanecer unos 20 días aislado en el hospital antes de continuar el tratamiento a la espera de que llegue la ansiada llamada que anuncie un donante.