viernes. 29.03.2024
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La familia del desaparecido en Galicia se queja de favoritismo hacia el caso de Diana Quer

Juan Durán no sabe nada de su hijo Iván desde hace más de tres meses, y se agarra a una pista que señala como posible paradero el suroeste peninsular. El padre no oculta su indignación por la poca atención de su caso frente al de Diana Quer
La familia del desaparecido en Galicia se queja de favoritismo hacia el caso de Diana Quer

Juan Durán no sabe nada de su hijo Iván desde hace más de tres meses, y se agarra a una pista que señala como posible paradero el suroeste peninsular. El padre no oculta su indignación por la poca atención de su caso frente al de Diana Quer

Juan Durán es un vigés que busca desesperadamente a su hijo Iván, de 30 años, desaparecido hace más de tres meses en Baiona (Pontevedra). Tras pasar varios días en el Algarve y Huelva hace un par de semanas, Durán ha vuelto al país vecino y espera pasar nuevamente por la capital onubense, después de que una pista situara a Iván en el suroeste de la península.

Por esta zona piensa permanecer 15 días en una búsqueda que se ha iniciado con la ayuda de familiares y amigos, ante lo que considera un "abandono del caso por parte de las fuerzas de seguridad del Estado y de la justicia". Juan Durán se agarra como a un clavo ardiendo a la única pista que posee y, pese a que está enfermo -padece Ménière, un trastorno del oído interno que le provoca mareos- y que está en tratamiento psiquiátrico “severo” tras la desaparición de su hijo, coge el coche acompañado de algún familiar y se hace 4.500 kilómetros recorriendo pueblos del Algarve y de Huelva.

Este hombre está seguro de que Iván no se ha ido de casa por su propia voluntad. Las dos hipótesis que baraja es que alguien se lo haya llevado o que haya sufrido un brote psicótico -Iván había padecido problemas psiquiátricos cuando era más joven- que le haya llevado a abandonar su hogar dejando tras de sí la documentación, el dinero o las llaves porque “se ha ido sin nada”. Lo único que dejó ha sido una nota, que su padre cree que escribió bajo coacciones porque era “muy fría y ambigua, cuando mi hijo es la persona más cariñosa del mundo”.

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Desde que el 25 de agosto desapareciera Iván sin dejar rastro, Juan Durán está pasando por un auténtico infierno. Se queja de la falta de atención que ha despertado el caso de su hijo: “Hasta para que te busquen cuando desapareces hay que ser rico”, sentencia amargamente. A este hombre le duele el abandono del que se siente objeto frente al interés que las fuerzas de seguridad y los medios de comunicación han mostrado en la búsqueda de Diana Quer, a pocos kilómetros de donde reside la familia Durán. Y es que la diferencia es abismal. Mientras que no hay un día en que no aparezca una novedad en los medios y en las redes sociales sobre el caso de Diana, cuya búsqueda se ha ampliado incluso a otros países, la familia de Iván ha tenido que pagar perros de rastreo de su bolsillo.

La intención de Juan Durán era que se reconociese la posibilidad del brote psicótico porque de ser así se consideraría “búsqueda de alto riesgo” y se agilizarían las pesquisas. Para intentarlo ha tenido que contratar a un abogado y a un procurador que solicitasen oficialmente un informe psiquiátrico al especialista que trató a Iván, una solicitud que el juzgado ha denegado. No obstante, el psiquiatra que trató al hijo es el mismo que ahora está tratando al padre y considera más que factible la posibilidad de un brote psicótico en el joven.

Así las cosas, Durán seguirá haciendo kilómetros, intentando salir en los medios, preguntando por los pueblos hasta lograr una pista sobre el paradero de su hijo. Y lo seguirá haciendo solo si hace falta. Tan solo y abandonado como dice sentirse en la búsqueda de Iván.