viernes. 29.03.2024
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Opinión

España, cinco años sin gobierno democrático

España, cinco años sin gobierno democrático

El PP de Mariano Rajoy ganó con mayoría absoluta en 2011 con un programa que fue totalmente incumplido y, por lo tanto, su Gobierno ha sido un fraude absoluto y una mentira colosal para toda la ciudadanía, pero, sobre todo, para quienes votaron PP.

Durante estos cinco años, la legislatura más larga y falsa de nuestra reciente historia democrática, el Gobierno de derecha de Rajoy ha ocasionado varias ruinas en España, todas difíciles de restaurar, entre las que destacamos las tres siguientes:

1. El Estado del Bienestar, debido a los recortes sociales en salud, educación, ayuda contra la dependencia personal y el resto de las políticas sociales y laborales.

2. El sistema público de pensiones, debido al permanente “robo” de sus fondos.

3. La quiebra de la unidad de la España plural y diversa, debido a la permanente provocación a los gobiernos autonómicos no “manejados” por el PP, utilizando para ello los continuos recursos ante el Tribunal Constitucional frente al diálogo, siempre abierto desde la transición democrática.

Esta mayoría absoluta del PP fue, sin duda, un merecido castigo al Gobierno socialista de Zapatero, que, aunque avanzó radicalmente en las políticas sociales progresistas, terminó arrodillándose ante las exigencias impuestas por las derechas neoliberales dominantes en la UE, llegando, para ello, a cambiar, junto al PP, el artículo 135 de la Constitución Española, que no es otra cosa que colocar al Estado del Bienestar al servicio de las finanzas y, por lo tanto, haciendo lo contrario de lo que un socialista debe hacer siempre. Antes de aquello, Zapatero debió dimitir, tras explicar a la ciudadanía la traición a sus votantes que le exigía la derecha europea.

Quienes votan a la izquierda lo hacen para que ésta tenga siempre, como objetivo único, el Bienestar Social, a través de avances permanentes en libertad, igualdad y solidaridad, y, como instrumento al servicio de este objetivo, el sistema financiero. Éste es, además, el expreso mandato constitucional, que consagra “la economía social de mercado”.

Las izquierdas jamás podrían entenderse políticamente con las derechas sin traicionar el objetivo mencionado, porque éstas, más que partidos políticos, son clubs financieros, obligados a progresar enriqueciendo a quienes representan, lo que conduce inexorablemente al empobreciendo y exclusión de las clases medias y bajas, al aumento de las desigualdades, al abandono de la solidaridad en manos de la “caridad” y a enterrar la libertad en el campo de la utopía.

Los españoles han votados dos veces seguidas para que sus representantes decidan o un Gobierno de derechas, que continúe por el camino insolidario de la economía neoliberal, lo que aumentaría la desigualdad, la insolidaridad y la falta de libertad, y por la senda de la impuesta uniformidad de España, o un Gobierno de izquierdas, que ponga el sistema financiero al servicio único de un Estado del Bienestar, blindado definitivamente, y que trabaje, desde el diálogo permanente, en la construcción de la España real, que no es la España uniforme, proclamada por los fascistas de triste recuerdo, sino la España plural y diversa que empezó a reconocerse con el Estado de la Autonomías y que debe avanzar, desde la reforma de la Constitución Española, hacia el Estado Federal.

El PSOE, a pesar de las incoherentes declaraciones, recientemente publicadas, de algunos “barones socialistas”, siempre ha creído y defendido la España simultáneamente una y diversa y, por supuesto, superados ya los “cantos de sirenas” con lo que la derecha drogó hace años, para su exclusivo provecho como club financiero, a demasiados líderes socialistas prestigiosos de todo el mundo, también tiene hoy claro que la lucha o división de clases sociales sigue vigente y que, por lo tanto, su mandato popular y, consecuentemente, su obligación, como partido más votado de las izquierdas, es no prostituirse ni venderse, facilitando que el PP siga agrediendo salvajemente a la gente más desfavorecida de la sociedad.

El PSOE está obligado a dejarse la piel en conseguir la formación de un Gobierno básicamente de izquierdas, apoyado por los grupos políticos que sean capaces de combinar una gestión que nos conduzca al blindaje del Estado del Bienestar y a la España real, unida en la diversidad y no en la uniformidad impuesta, fruto del más rancio nacionalismo centralista.

Quienes pongan trabas a este objetivo posible de las izquierdas serán los responsables de que se tengan que convocar unas terceras Elecciones Generales.