viernes. 26.04.2024
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Opinión

El tropezón dialéctico de Rajoy

El tropezón dialéctico de Rajoy

Vi por la tele y en directo la comparecencia de Rajoy ante los medios de comunicación tras su encuentro con el Rey, el pasado 28 de julio. Confieso que estaba preocupada. Mira que si otra vez vuelve este hombre a no aceptar el encargo de formar Gobierno… Sus preámbulos me resultaron razonables aunque largos, como un extremado esmero en extender la alfombra de argumentos previos para asegurar el buen paso de las palabras que pensaba pronunciar. Al final, claro, se vio lo que quería esconder. De todas maneras cuando dijo “acepto” respiré con alivio. -Joder ni que fueras votante suyo, dijo de pronto una voz en mi interior. “Qué quieres, ¿no es la lista más votada? Deben dejarlo gobernar”, contesté sin eludir el impensado debate interior a dos voces. -La lista más votada, pero no la mayoría…“¿llamas mayoría a una suma de partidos cuyos representantes no despegan los ojos de sí mismo, que si tú que si yo, que si yo que si tú y de ahí no salimos? Seguro que hay más unión en las bases que en ellos.” -¿Qué en quiénes?. “Que en los mandamases”. -Puta mierda. La mayoría es la mayoría. “Y sumar es sumar. Pero parece que solo supieran restar, oye. Restar posibilidades de futuro en equipo, eso le da a Rajoy más cancha que sus votos.” -Pues estamos aviaos otra vez con el prenda éste. “Pero si está en minoría, bajo control. Igual así se entrenan en ponerse de acuerdo en algo.” “¿Terceras elecciones? ¿estamos locos? me niego”. - Si no se llevan el dinero de una forma se lo llevan de otro. “Desesperante”.

Contestaba Rajoy las preguntas como pasos reiterados sobre la alfombra de su argumentario, sin sonrisa, uno adelante y dos atrás y dos y uno adelante hasta que eludió contestar la “buena pregunta” (si esa aceptación suya de formar Gobierno implica presentarse a la investidura en el Congreso). Se subió al aire, se tropezó con la lógica constitucional, abrió en su boca el portón de las vaguedades y exhaló una indómita confusión que vino a revelarse como el sonoro traspiés de su aceptación, anunciada y sin compromiso.

-¿No te digo? Ya me extrañaba a mí…  “Susana Díaz lo consiguió. No habrá caído él en eso. ¿Requerirá más tiempo?”. - ¿Más?