jueves. 25.04.2024
El tiempo

La era Gildoy finaliza sin que Comas revele su estrategia

Este viernes, a las 11.00 horas, se ha ejecutado la expropiación del 75% de las acciones del Recreativo por parte del Ayuntamiento. El club volverá en breve a ser privado, pese al fracaso de su primera experiencia como propiedad particular.
La era Gildoy finaliza sin que Comas revele su estrategia

La era de Pablo Comas en el Recreativo ha finalizado. Este viernes, a las 11.00 horas, se ha hecho efectiva la expropiación por parte del Ayuntamiento de Huelva del 75% de las acciones del club que el empresario madrileño controlaba a través de Gildoy España SL. De este modo, el Decano vuelve a ser propiedad municipal, aunque al contrario de lo que sucedió con el gobierno del PP, el Consistorio tiene ahora la firme decisión de devolver el Recre a manos privadas a la mayor brevedad posible.

Todo ello pese a que la primera experiencia del Recreativo como empresa particular ha sido un rotundo fracaso. Especialmente en lo deportivo, pues Gildoy compró un equipo de Segunda División con aspiraciones de ascender a Primera, y se va dejando un equipo en Segunda B tras sufrir lo indecible para lograr la permanencia. El enfrentamiento con las administraciones, el entorno mediático y los aficionados, y una economía hundida tras dos años largos de embargo de Hacienda completan un cuadro desolador.

Cierto que los recientes triunfos legales del club frente a la Agencia Tributaria y, en menor medida, contra el Ayuntamiento, invitan a pensar en un futuro mejor, pero llegan tarde para rescatar a Pablo Comas. Su imagen pública está tan deteriorada en Huelva que nada ni nadie puede mejorarla y, legalmente, todo parece indicar que la expropiación es imparable.

Sobre el papel, al empresario madrileño sólo le queda una batalla que lidiar, la del justiprecio. Y es evidente que si el Ayuntamiento ofrece cero euros de indemnización, el caso terminará en los tribunales. Sin embargo, el máximo accionista de Gildoy no ha revelado sus movimientos ni su estrategia, razón por la que muchos siguen desconfiando acerca de si su marcha es definitiva.