martes. 16.04.2024
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Opinión

Por el petróleo hacia Dios

Por el petróleo hacia Dios

Cuando Miguel de Unamuno afirmó que había quienes pretendían alcanzar la gloria eterna matando herejes a golpes de crucifijo, estaba profetizando, ni más ni menos, lo que muchos años después el occidente cristiano y agnóstico, pondría en práctica en el medio oriente musulmán y petrolífero. Y es importante el último apellido.

Con la pueril excusa de que, en los países petrolíferos rebeldes (con los amigos miran para otro lado) no se practica lo que ellos llaman democracia, (y no lo es) los otanianos machacan, pisotean y destruyen vidas y haciendas; niños, mujeres y hombres, a base de bombazos, aniquilamientos selectivos y masivos, violaciones de los derechos humanos o violaciones en el más degradante sentido nazionalsocialista de la palabreja.

Más de uno (¡espero!) estamos ya tan hartos de aguantar a hipócritas, visionarios de pacotilla, místicos de la leche, vagos de cuello blanco y maleantes de guantes del mismo e inmaculado color, que cuando les escuchamos hablar de “derechos humanos” a los refugiados de sus guerras, nos da la risa tonta.