jueves. 18.04.2024
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Opinión

La democracia al revés

La democracia al revés

Los políticos decidieron finalmente invertir el orden regular del sistema democrático, suspendiendo la siempre sabia decisión de la ciudadanía en las Elecciones Generales y obligándola a examinarse de nuevo.

El pueblo habló con claridad el pasado 20 de Diciembre a través de las urnas, pero los políticos españoles, cada vez más torpes, incompetentes o interesados, que de todo hay, se revisten de maestros y le han calificado su ejercicio como mal hecho y le han obligado a repetirlo de nuevo.

¿Puede haber mayor insensatez democrática? No lo concibo. ¿Puede existir mayor desprecio a la voz democrática de las urnas? Tampoco lo creo.

¿Quiénes han sido los actores de tanta irresponsabilidad política? Sin duda, los dirigentes de los partidos políticos, que son los instrumentos constitucionales encargados de interpretar la voluntad popular, pero unos dirigentes más que otros y, también, unos partidos más que otros.

El PP, como primer “ganador” electoral, fue también el primero en renunciar a su obligación de interpretar activamente el mandato ciudadano, declinando la propuesta del Rey.

PODEMOS, aquel partido nuevo, ni de izquierdas ni de derechas, división ideológica ya superada, según predicaban sus dirigentes, ahora reconvertido en  coaliciones territoriales extrañas, confusas y heterogéneas, donde unos defienden la autodeterminación de los pueblos de España y otros sólo los referéndums para decirle “no” a los anteriores, donde unos se esforzaban en confluir con el PSOE y otros en odiarlo, permaneció también, como el PP, en el “sí, pero no, y no, pero sí”, mirando desde lejos que otros “se quemaran apagando el fuego”.

Finalmente, el PSOE, el histórico partido de España, siempre y simultáneamente viejo y moderno, tuvo que asumir por responsabilidad democrática la iniciativa de interpretar la voluntad expresada en las urnas, a costa de ser acusado su candidato Pedro Sánchez de estar obsesionado por el poder.

La suerte estaba echada desde el principio, porque los profesores y maestros del PP y de PODEMOS habían examinado ya al pueblo y lo habían suspendido y obligado a repetir el examen.

Los representantes elegidos por el pueblo soberano han conseguido trastornar la democracia entre el 20 de Diciembre de 2015 y el 26 de Junio de 2016, invirtiendo los papeles de sus protagonistas. Guardando las distancias entre lo cómico de ahora y lo trágico de entonces, valga el símil clarificador de que, al igual que los sublevados fascistas condenaban por “rebelión militar” a quienes defendían la legalidad republicana, aplicando, por lo tanto, “la justicia al revés”, estos políticos suspenden a la ciudadanía que los eligió y, además, la obligan a elegirlos de nuevo. Esto no es otra cosa que “la democracia al revés”.

Ahora tiene de nuevo la palabra el mismo pueblo, que, habiendo comprobado que gran parte de sus representantes políticos son sordos, torpes e irresponsables, hablará más fuerte, más claro y con mayor determinación. Estoy seguro.

Sólo el PSOE, el único partido que representa en España desde 1879 la verdadera izquierda real, puede ser la esperanzadora alternativa de cambio frente a la derecha del PP.

El llamado “sorpasso”, pretendido con ansiedad por la extraña unión de las heterogéneas “izquierdas desunidas” sólo beneficiaría una vez más a la perpetuación gubernativa de la derecha para desgracia de la clase trabajadora y de los sectores más desfavorecidos y excluidos de la sociedad.