Cristina V.B. Los peldaños del arte
Cristina V. B. es una de esas personas que por su humildad y por su forma de ser y de actuar me deja fuera de juego. Es una primera impresión. Fui a encontrarme, en esta fresca mañana de enero, con una mujer a la que personalmente desconocía y terminé despidiéndome de una persona que a partir de ahora significará mucho para mi.
De una artista de los pies a la cabeza, en la que no cabe ceñirla a una faceta profesional porque estaremos equivocado. Es una artista tan completa que donde creía que iba a realizar un reportaje me llevé la sopresa de que esto no sería posible. ¿Quién es Cristina V.B.? Cantante, actriz, diseñadora de moda. Si, diseñadora de moda. Han leído bien.
Esta mujer de San Bartolomé de La Torre, que hoy cumple años, tenía que salir artista si o si. En su casa palpó siempre tanto el amor paterno/materno cuanto un ambiente cultural de alto calado. Todavía pasado el tiempo se emociona hablando de su padre, de sus vivencias en los madriles y de la actuación de los Beatles por aquellos sesenta; de su amor por el jaz y por el rock puro y rico que llegaba fuera de nuestras fronteras; de los Doors, de Janes Joplin, de La Credence y de esa largo etcetera que desde pequeña fue llenando su cultura musical. Y le tiemblan las pupilas y se le seca un poco la voz cuando habla de ella, de su madre, de esa alosnera que lo mismo te pinta un cuadro o te hace un Belén o se arranca por un fandango sentío y seco. Con todo ello, Cristina poseía todos los mimbres necesario para soñar, para urdir entre personajes imaginarios y esconderse tras ellos para vencer su timidez inicial y cantar. De ahí su paso por la capital hispalense y por los cursos de Interpretación que en su Escuela, en la calle de San Luis, se daban
Y esa mujer que cantaba en la coral de su pueblo se vió con veintidos años envuelta en escenarios serios con el grupo Palace Atenea. Magnífico debut para preparar el salto a Cultura Pro Base.Tengo que reconocer que mis conocimientos musicales se disiparon por aguas de los setentas y que de la música actual me suena sólo de oída lo que escucho de mi hijo, melómano empedernido. Por ello, mi opinión al respecto se limitaba a unos pocos detalles hasta que escuché a este grupo, ahora reconvertido en Cultura Off, en esta fiestas onubenses de San Sebastián compartiendo escenario con el grupos Los Ilegales, Pero luego hablaremos de ello y volvamos a esa chica solista que imponía su personalidad en una tierra barrida por la mediocridad en general. Con Cultura Pro base conquistan a base de hacer buena música de rock electrónico la piel de toro y los mejores festivales musicales de música rock y música alternativa de este Pais los invitaban a sus conciertos.hasta llegar a ganar el famoso Espárrago Rock.
Pero como ocurre a menudo con la mayoría de los grupos musicales , desgraciadamente, de forma irreversible llegan los problemas entre sus miembros. Problemas de ego abocan al Grupo a su separación. Pero la vida de Cristina no se acaba con ello. Para ella el arte tiene muchos ángulos y todos y cada uno de ellos la fuerza suficiente como para desarrollarlos y dedicarse al mismo. Es una mujer con una basta cultura social. Los problemas sociales no le son ajenos porque son sus problemas, los suyos y lo de los suyos. El paro, la marginación , la mujer y toda su problemática, problemas locales como la contaminación o las industrias. Nada le es ajeno. Y menos la música, a la que traslada todo ese contenido o problemática social particular o universal. Así se recogen en sus discos, tres, y E.P.S,, cuatro, que llenan los oídos y las mentes de los jóvenes de esta nación.
Pero es el fervor popular la que le hace volver y es su pasión por la música la que le hace recapacitar y meterse de nuevo bajo los tendidos taurinos de la Plaza de Toros de La Merced, en el local del Pub Elefant, para ensayar con su s gentes y darle a ese Cultura Off el nuevo aire que le han impuesto dejando a un lado el sonido electrónico para tener mayor participación la percusión. La actual composición de Cultura Off es la de David Muñoz en la batería, Fernando Guill en la guitarra solista, Santi Carrera al Bajo y Luis Glez en percusión. Y por supuesto, Critina V.B., como cantante y compositora al igual que Fernando Guill. Le pregunto a Cristina por sus temas favoritos y no duda en contestarme que el más emblemático para el grupo es Flyng to nowhere (Volando a ningún sitio) y Opium, aunque para ella la letra de Tequila woman le llega a lo más sensible de su vertiente de mujer. La bandera de la mujer como poder, la fuerza rasposa del tequila asimilada a esa fuerza innata del ser femenino, capaz de valerse por si misma, capaz de ser independiente y que la simple comparación ofende porque el mundo es de la Mujer al igual que pueda serlo del Hombre. Me recordaba a la institución maternal cántabra, COVADA.
Pero es mi deseo hablar de ella. De Cristina, de la mujer. De esa chica que se me acerca un poco tarde y que pasea su belleza sensual con la misma naturalidad y sencillez que pasea sus emociones, sus angustias, sus afanes y sus desvelos. Es una mujer que no conoce por encima de lo que no es. Sabe lo que es tener multitudes escuchándola, sabes lo que son los aplausos y los flashes múltiples de las fotografías, las entrevistas, las actuaciones en televisión, sabe en definitiva que es conocida. Pero no quiere saberlo. No le interesa el exterior de ese cascarón que es la fama. Solo se queda con el fruto que es la música. Ella no está ajena a nada, porque el todo le afecta y sabe que en esta vida llevamos un pasaje temporal y quiere agotar cada minuto de su existencia absorbiéndola, llenándola de arte en cualquiera de sus facetas. Arte con calidad y elegancia. Esa misma elegancia que desprende su figura estilizada, negra y esbelta, sumamente cultivada,encima de un escenario con piel oscura de malla que nos hace ver que las flores también cantan.
Pero no se queda aquí Cristina V. B. La semana que viene tengo una cita con Cristina Vázquez Borrero.
