miércoles. 24.04.2024
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Opinión

El profesor oraní

Un día recibo un correo electrónico de un desconocido que, como es lógico, el sistema envía a la carpeta de "no deseados". El mensaje contiene un archivo con un relato ("Zapatos de tacón..") y, aparte, la pregunta: "Y qué tal??????"
Decido abrirlo, indago en la red por el nombre que firma, doy con la persona, compruebo además que el correo electrónico es suyo (no deseo decir cómo) y, una vez repasado y corregido de erratas, lo envío al remitente, que ya sé que es un profesor de español que ha realizado un Magíster sobre la motivación en el contexto de la didáctica, que ha impartido talleres de español en una de las sedes del Instituto Cervantes sobre el papel del docente como mediador intercultural y otras cosas -que no cito-, preguntándome por qué, un profesor extranjero, residente en Francia, que domina el español a la perfección, me remite un relato mal escrito, lleno de erratas y que pareciera redactado por un árabe (así se desprende del texto) que estuviera aprendiendo nuestra lengua.
¿Por qué, me pregunté?
El oculto profesor oraní, a pesar del dominio del español que leo en alguna de sus conferencias impartidas acá y allá, me da las gracias, y me manda un nuevo relato para corregir, con más erratas, pero cuyo temática sube de tono adentrándose abiertamente (en la primera solo se insinuaba) en los vericuetos de las relaciones homosexuales.
Decido no contestar, pero, al poco, recibo un tercer relato de la misma temática. Repaso y corrijo ambos textos ("la Tour Effel de mis sueños.." y "El mundo es un pañuelo..") y se lo remito con el siguiente texto a ver hasta dónde llega el profesor en su osado y artero juego: "Estimado K: Te envío ambos relatos corregidos. Veo que te interesa la temática gay. He de decirte que a mí su lectura no me desagrada, pero soy heterosexual. No quisiera que te sintieras confuso conmigo. Recibe un abrazo."
El burlador burlado contesta ¡pobre!, negando su inclinación sexual, reconociendo sin embargo que es "profe de español" y que es conocido entre los amigos por "Almodóvar argelino", que algunos amigos están buscándole en España (¿) una novia y otras menudencias absurdas por penosas.
Pero no se queda tranquilo, y, al fin, se descubre con un envío inmediato: [A ver -dice- has escrito un artículo (que fue publicado en este medio) cuyo título es muy fuerte "I am gay", conoces a Frak Romero?......"].
¡Acabáramos! -pensé.
Pobre hombre este hombre homosexual, pedigüeño de sexo, que no de Amor, pero engañoso, taimado y ruin en el buscar. Su mezquindad no está asociada, nunca, a su inclinación sexual, que es libre, como la diversidad de las flores o de las aves en una mudante naturaleza; su mezquindad, decía, radica en el engaño, en la cizaña de sus palabras, en su poca personalidad, en negarse a reconocer "ab initio" su inclinación sexual, para, por oscuros caminos sombríos (por tanto, yermos) engañar a los otros, a todos, a sí mismo.
¡Pobre hombre este hombre! Este profesor oraní que como docente nada podrá enseñar a pesar de sus engoladas conferencias. Tiene abierta una herida en el alma pero camina con estulticia; no es capaz de afrontarse y darse como es, sin recovecos, sin patrañas, como se da por ejemplo Frank Romero y otros muchos.
Tengo muchos amigos gays señor K, muchos; pero usted, es patente, no merece estar entre ellos. Tal como le dije en mi último correo después de inhabilitar el suyo: ¡Que te vaya bien, profesor!

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