miércoles. 24.04.2024
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Opinión

La entrevista

El presidente del Gobierno de España fue entrevistado el pasado lunes en Antena 3, la cadena amiga. Si antes del encuentro periodístico, por denominarlo de alguna forma, la gran mayoría de españoles no albergábamos dudas sobre la manifiesta incapacidad de Rajoy para llevar a nuestro país a las cotas de bienestar de años atrás, después del tête a tête con la periodista, las dudas se disiparon y se convirtieron en certezas. Nada nuevo bajo el sol para resumir un acto publicitario dada su preocupación ante los datos de las encuestas de cara a los próximos comicios europeos. Podría haber aprovechado la ocasión para pedir perdón y asumir toda la responsabilidad de la situación actual del país, incluidos los casos de corrupción dentro de su partido. Pero no, ni mucho menos, sus mensajes eran puro merchandising, "España está saliendo de la crisis", "pronto crearemos empleo", "bajaré los impuestos"... Nada sobre Bárcenas, dando la impresión que ese señor no había roto un plato en su vida ni estuvo nunca cocinando presuntos actos delictivos en las entrañas financieras del PP. Es más, rechazó pedir perdón por ese asunto, dado que, agárrense los machos queridos lectores, "los dirigentes del PP, el incluido, se ocupaban de los temas de política y no de otras cosas". Esas otras cosas, por puntualizar, señor presidente, eran millones de euros extraídos, presuntamente, de las finanzas de su partido, y llevados a cuentas en Suiza, sin que usted, o alguien de su partido, dijera ni pío. Pero lo que más me indignó de toda la parafernalia de la entrevista, presunta, que estuvo vacía de rigor y seriedad, fue la respuesta de Rajoy a la pregunta sobre la imputación de la infanta. Para nuestro Presidente no hay dudas: "confía plenamente en su inocencia". Desde aquí hago un llamamiento público al juez del caso y al fiscal, bueno a este no, para que dejen la instrucción parada y la cierren sin más. El motivo es evidente, el presidente del Gobierno de España cree, sin albergar ninguna duda, que la infanta Cristina, hija del Rey, imputada por delito fiscal y blanqueo de capitales, casada con Iñaqui Urdangarín, acusado de seis delitos que pueden acarrearle 23 años de cárcel, es inocente. Para avalar su tajante aseveración volvió a repetirnos aquello tan manido de que "la justicia es igual para todos" y de que a la infanta hay que aplicarle la "presunción" de inocencia. Faltaría más, es evidente que todo ciudadano tiene derecho a la presunción de inocencia, pero no todos los ciudadanos dicen, como ha hecho Rajoy de forma tan irresponsable, que una ciudadana que está siendo investigada por la justicia debido a hechos que se le imputan, tras una amplia investigación policial, es inocente porque sí. Ni hay tampoco ningún presidente de Gobierno, que se sepa, a no ser de una república bananera, y España se acerca a esta definición cada día un pasito más, que ante un caso tan miserable e indigno como es el de Bárcenas, que estuviera aún en su puesto porque se le caería la cara de vergüenza. Y sin con esto no tuviéramos suficiente para deducir la enorme estafa que está suponiendo el actual Gobierno de España, Rajoy nos volvió a anunciar la mejora de la economía y la bajada de la prima de riesgo. No dijo nada sobre la tasa de desempleo, por encima del 27 por ciento,la más alta de la historia, ni sobre la mayor reducción del crédito que hemos conocido, ni que hoy hay un millón menos de personas trabajando que cuando él llegó, con 600.000 nuevos desempleados en estos dos años, y que tenemos 3.200.000 parados que no cobran prestación por desempleo. Sin olvidarnos de los miles de desahuciados y de que Rajoy recurre leyes que benefician a la ciudadanía como la que aprobó la Junta de Andalucía contra los desahucios sin importarle un pimiento el daño que hace. Si con todo esto Rajoy diciendo que España va bien es que vive en otra España que solo existe en el mundo en el que él vive, el de Yupi.

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